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Las frutas vuelven al camión

Alemania retoma la compra de melones y sandías, pero evita las hortalizas

Fernando J. Pérez

Honorio Sánchez, director gerente de Murgiverde, una de las mayores exportadoras de fruta y verdura de El Ejido (Almería), respiraba ayer con más tranquilidad tras unos días de infarto por el cierre del mercado alemán a los productos del campo español por la falsa atribución a los pepinos andaluces del brote infeccioso de la bacteria E.coli. Las grandes cadenas de supermercados alemanes volvían a realizar los pedidos habituales de sandía y melón, los productos estrella en estas fechas. "Estamos sacando mucho volumen de melón y sandía, y parece que se va a salvar la campaña", afirmaba el responsable de Murgiverde, una cooperativa de 400 socios y que da empleo a una media de mil personas -1.600 en épocas punta de la campaña- en sus cinco plantas.

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Sin embargo, la situación está aún lejos de normalizarse. En las cámaras frigoríficas de Murgiverde reposan, a ocho grados, unas 500 toneladas de pepino, que muy probablemente acabarán en una planta de reciclado, como sucede con el grueso de la producción de esta hortaliza en España. La psicosis contra los productos españoles generada por los políticos en Alemania -donde la cepa O140 de la E.coli ha matado ya a 17 personas- se ha extendido incluso a España, y no hay manera de dar salida a la producción de pepino. Esta hortaliza se pagaba ayer a los pocos agricultores que se obstinaban en llevarla a cinco céntimos de euros por kilo en la alhóndiga de Agrupaejido.

En otra de las grandes empresas exportadoras, Agroiris la situación era similar. Las plantas de empaquetado no presentaban el aspecto fantasmagórico del lunes y martes pasado, pero aún no procesaban a pleno rendimiento.

Los agricultores ejidenses agrupados en las cooperativas se preocupaban ayer de inventariar las pérdidas para solicitar las ayudas por la necesidad de arrancar los cultivos. Honorio Sánchez se mostraba ayer preocupado por que el sector hortofrutícola español y los políticos estén haciendo mucho hincapié en pedir daños y perjuicios a las autoridades alemanas en los juzgados por atribuir precipitadamente la infección a los pepinos nacionales. "Se está enfocando mucho el asunto en la vía judicial, y eso da respeto. Si hoy llevo a los clientes al juzgado igual mañana ya no les vendo. Creo que hace falta una visión más conciliadora para que Alemania pueda solucionar este problema, que es muy grave", consideraba el gerente de Murgiverde.

En Agroiris, donde ayer se estaba programando ya los cultivos de la campaña de otoño, centrada habitualmente en pepinos y pimientos, todas las entradas de fruta y verdura seguían cerradas ayer por la mañana. Solo se libraban del veto la sandía, el melón galia y el melón amarillo. Durante la mañana, los agricultores preocupados asaeteaban a llamadas a los peritos agrónomos de la empresa, por si ellos sabían cuándo volvería la normalidad.

"Ha habido otras crisis en El Ejido, pero ninguna como esta", afirmaba el ingeniero técnico agrícola de Agroiris Pedro Martínez, con 24 años de experiencia. "Una vez hubo problemas porque un agricultor utilizó un producto no autorizado, pero se detectó a tiempo y se sacó de la cadena alimentaria. En el caso de la E.coli todavía no sabemos de dónde viene el problema". Los técnicos de las principales empresas se esforzaban ayer en detallar hasta lo microscópico a los periodistas los numerosos controles sanitarios y de calidad a los que se someten los productos de la huerta ejidense.

El mismo esfuerzo de comunicación llevaba a cabo Miguel Cazorla, el agricultor de cuyos invernaderos en Pechina (Almería) salió uno de los pepinos sospechosos de E.Coli. Cazorla dará el viernes una rueda de prensa en Berlín después de que unos laboratorios independientes alemanes demostraran que sus pepinos no estaban infectadas por la cepa maligna.

El movimiento se inscribe en los esfuerzos del sector para lavar su imagen. Para ello cuentan con una agencia de comunicación, Brunswick, especializada en crisis, y que ya asesoró a la petrolera BP tras el vertido de crudo en el Golfo de México.

Tomates y pepinos destinados al vertedero por el bloqueo comercial.
Tomates y pepinos destinados al vertedero por el bloqueo comercial.FRANCISCO BONILLA (REUTERS)

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Sobre la firma

Fernando J. Pérez
Es redactor y editor en la sección de España, con especialización en tribunales. Desde 2006 trabaja en EL PAÍS, primero en la delegación de Málaga y, desde 2013, en la redacción central. Es licenciado en Traducción y en Comunicación Audiovisual, y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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