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Reportaje:BALONCESTO | NBA

Nowitzki, el mejor perdedor

El alemán, decidido a resarcirse ante Miami de las finales perdidas con Dallas y su selección

Robert Álvarez

Septiembre de 2005. Más de 20.000 espectadores se ponen en pie en el Belgrado Arena y tributan una larguísima ovación a un jugador alemán. Se llama Dirk Nowitzki. Ha hecho todo lo que ha podido y más, pero, a falta de tres minutos, la derrota es ya inevitable. Los griegos se han salido con la suya. Le han marcado con dos o tres jugadores, han abierto brecha y han sentenciado la final del Campeonato de Europa. El seleccionador germano tiene un último detalle con el pilar de su equipo y le retira. Incluso los 10.000 griegos que vociferan en la grada se unen a serbios, alemanes, croatas, españoles -Francia gana a España el partido por el bronce- y también aplauden, rendidos al talento de alguien único, sensacional, con una clase como pocos.

"Somos mejores que en 2006", afirma el pívot, a punto de cumplir 33 años

Un año después, Nowitzki pierde otra final, la de la NBA. Su equipo, los Mavericks de Dallas, la tiene encarrilada. Ha ganado los dos primeros partidos a los Heat de Miami. Y en el tercero domina por 13 puntos a falta de algo más de seis minutos para el final. Pero, a partir de ese momento y de la mano de Dwyane Wade y Shaquille O'Neal, los Heat remontan y lo ganan todo hasta concluir con un 4-2.

Un varapalo para los Mavericks, un desquite ante la final que vuelve a enfrentarles a los Heat al mejor de siete partidos. El primero se disputa esta noche (3.00, hora peninsular española, Canal +) en Miami, donde también se jugará el segundo. Los tres siguientes serán en Dallas y los dos últimos, de ser necesarios, de nuevo en Miami.

Esas dos finales perdidas, una con Dallas y la otra con Alemania, han dejado una cuenta pendiente en la carrera del excepcional Nowitzki, que el 19 de junio cumplirá 33 años y que suma 13 temporadas en la NBA. "Realmente, no me importa demasiado", afirma él tras una de las últimas sesiones preparatorias para el duelo contra Miami. "Tuvimos una grandiosa oportunidad en 2006 y se nos escapó. Ahora se nos presenta otra y estamos en condiciones de afrontar el reto", advierte.

No puede pensar de otra manera el líder de un equipo con una trayectoria impecable en unos playoffs en los que ha eliminado a Portland (4-2), Lakers (4-0) y Oklahoma (4-1). La contribución de Nowitzki ha sido descomunal, con unos promedios de 28,4 puntos, 7,5 rebotes y 2,7 asistencias. A los rivales de los Mavs se les plantea un dilema hasta ahora no resuelto. Lo explica Scott Brooks, el entrenador de los Thunder: "Si doblas el marcaje a Nowitkzi, concedes muchos triples. Es lo que hicieron los Lakers y encajaron 12 o 13 por partido".

Según el propio Nowitzki, su conjunto es mejor que hace cinco años. "Tenemos más profundidad de banquillo y nuestros hombres altos son mejores. En general, somos mejores que en 2006", dice con pleno convencimiento. Él mismo parece haber dado un paso adelante en su trabajo defensivo. Al igual que Pau Gasol, era considerado por muchos un jugador blando. Pero, en la serie contra los Lakers, Phil Jackson recibió una sanción de 24.000 euros por criticar abiertamente la ilegalidad del marcaje de Nowitzki a Gasol. "Es divertido", reaccionó el jugador alemán; "nunca había oído algo similar".

La aportación de jugadores veteranos y con experiencia como el base Jason Kidd, el alero Jason Terry, el triplista Peja Stojakovic y el ala-pívot Shawn Marion, así como la de otros más jóvenes como el base reserva José Juan Barea y el pívot Tyson Chandler forma un equipo con muchos recursos y que ha rendido incluso por encima de lo que se esperaba después de una temporada regular que concluyó en la tercera posición de la Conferencia Oeste, con 57 victorias, una menos que Miami, segundo en la del Este.

El título de la NBA promete ser un pulso entre dos grandes estrellas con la necesidad imperiosa de ganarlo: Nowitzki y LeBron James.

Nowitzki celebra la clasificación para la final de la NBA ante Oklahoma.
Nowitzki celebra la clasificación para la final de la NBA ante Oklahoma.MIKE STONE (REUTERS)

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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