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Los ingresos de los puertos gallegos caen y en el conjunto de España suben

Fomento traza las líneas maestras para fusionar autoridades portuarias

María Fernández

Que la crisis pasa factura a los puertos españoles es, a estas alturas, una obviedad. Pero algo más está ocurriendo cuando, en diez años (2000-2010) ninguno del norte, desde Vigo hasta Pasajes (Guipúzcoa), incluidos Bilbao, Avilés y todos los gallegos, crece por encima de la media nacional. El detalle es importante, porque desde Puertos del Estado suenan tambores de fusión. Aunque el ente dirigido por Fernando González Laxe mide sus palabras para no levantar las iras localistas, hace algunas semanas el propio Laxe aseguró que, a medio plazo, es imprescindible que se integren los situados a menos de cien kilómetros. "Es mi criterio personal, no político", señaló. Por ahora sólo se plantea una vía para conseguirlo: hacerlo por las buenas, con el acuerdo de cada autoridad portuaria. Aunque depende de varios factores, lo cierto es que cuanto mejores sean las cuentas que presenten, más posibilidades tendrán de sobrevivir.

Laxe apuesta por integrar los que se sitúen a menos de cien kilómetros
La idea escuece, igual que sucede cuando se habla de aeropuertos

La cifra de negocios de las terminales gallegas en 2010 fue de 77,3 millones de euros, lo que significa un retroceso en facturación (-3%), seis puntos por debajo de la media nacional (3%). Vigo y A Coruña cobraron, fundamentalmente en concepto de tasas, 26 y 21 millones respectivamente, con descensos del 2% en ambos casos. Peor le fue a Ferrol San Cibrao, con una caída del 6% y, de nuevo, a Vilagarcía, que perdió un 8%.

En toda la década, el tráfico de mercancías (graneles, mercancía general, contenedores) ha avanzado en el conjunto del sistema portuario, formado por 28 terminales españolas de interés general, a un ritmo anual del 3,1%. En A Coruña este mismo crecimiento ha sido del 0,1%, es decir, que acumula un avance del 1% en toda la década. En Vilagarcía incluso es negativo (-0,4%), y las demás autoridades portuarias presentan cifras modestas: Ferrol un 2,38%, Marín un 1,19% y Vigo un 2,18%.

Este escenario tiene otro ingrediente desde el mes de agosto de 2010: la nueva Ley de Puertos, que entre otras muchas cosas les impone la obligación de presentar una rentabilidad anual del 2,5%, de modo que todos lleguen a lograr equilibrar sus cuentas, incluidas inversiones, sin depender de los Presupuestos Generales del Estado. El espíritu de la norma, por una parte, pasa por facilitar a cada Autoridad Portuaria la decisión de poner sus propias tasas para que se especialicen en un espacio dominado por las reglas del mercado. En resumen, hacerlos más atractivos a la iniciativa privada. Esta podría ser la herramienta del Ministerio de Fomento para activar el proceso de las fusiones.

El tema escuece, igual que sucede cuando se habla de aeropuertos o universidades. Los de A Coruña y Ferrol, situados a un paso, siguen adelante con proyectos multimillonarios de nuevas terminales (Punta Langosteira, muelles de cruceros, espacio para contenedores), sin que les afecte la caída de los ingresos. Puertos del Estado maneja informes concretos que recomiendan la especialización de sus dársenas. La operación estaría condicionada por la entrada en funcionamiento de los puertos exteriores. Fomento trabaja desde hace dos años para "la agregación de aquellas instalaciones próximas y dependientes de un mismo hinterland en una única entidad de gestión". En ese esquema, el puerto interior de A Coruña se reservaría para cruceros de recreo, turismo náutico, ocio marítimo y contenedores de mercancías limpias, mientras Punta Langosteira estaría dedicada a graneles y plataforma logística.

En Ferrol, el puerto interior trabajaría para acoger astilleros y varaderos, reparación y mantenimiento de buques. El exterior debería centrarse en graneles sólidos, mercancía general y contenedores, dejando para Mugardos el transporte de gas y los productos químicos y en Sada el área pesquera, orientada a empresas exportadoras y a la acuicultura.

Al sur la línea trazada por Puertos también afectaría a Vigo, Marín y Vilagarcía, cuyos extremos se sitúan a 60 kilómetros. La cuestión, dicen los expertos, es garantizar su futuro.

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Sobre la firma

María Fernández
Redactora del diario EL PAÍS desde 2008. Ha trabajado en la delegación de Galicia, en Nacional y actualmente en la sección de Economía, dentro del suplemento NEGOCIOS. Ha sido durante cinco años profesora de narrativas digitales del Máster que imparte el periódico en colaboración con la UAM y tiene formación de posgrado en economía.

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