_
_
_
_
Reportaje:

Adolescentes caldeando Internet

Una 'charla de ciencias' destripa entre escolares el chat y las redes sociales

Los dos investigadores de Grandiant, el Centro Tecnolóxico de Telecomunicaciones de Galicia, Lilian Adkinson y Andrés Estévez, cumplieron como era de esperar, destripando de cabo a rabo todos los ingredientes que intervienen en el uso de Internet, su maraña de resortes y canales. Pero no midieron bien ellos los tiempos ni los anfitriones, en la sede de la Fundación Barrié en Vigo, la temperatura del aire acondicionado. Los estudiantes de ESO y Bachillerato convocados para esta charla de ciencia se engancharon a la oportunidad de chateo que se les abrió a la media hora de la disertación y así pasaron la hora y media restante, tan ajenos al frío ambiente como a la lección.

La Fundación Barrié ha programado estas Charlas de Ciencias como un ciclo de encuentros dirigidos a centros educativos, para abundar en la orientación didáctica y complementaria del currículo escolar. Ayer acudieron 37 alumnos de los institutos Chan do Monte, de Marín, y Santa Irene, de Vigo, con sus profesores de informática.

De los 37 chavales que asistieron solo uno no disponía de ordenador en casa
Las prevenciones de seguridad parecieron no calar en ninguno

Apenas hubo otro diálogo con los ponentes, jóvenes y brillantes, que las tímidas respuestas a mano alzada que sucedían perezosamente a sus requerimientos: esa suerte de displicencia de los adolescentes, todos ellos de 17 años. No son fáciles de llevar, es cosa bien sabida, y por lo común sufrida, por padres y profesores. Todos los que asistieron a la charla, menos uno, cuentan con ordenador en sus casas, ninguno para su uso exclusivo. Tampoco lo tuvieron en la charla: 15 pantallas para compartir en grupos.

"En Internet la comunicación es fría, no sabemos el estado de ánimo de quien manda el mensaje, contra lo que sucede con la comunicación telefónica, por ejemplo, y por eso se crearon los emoticonos", avanzaba el investigador Estévez en un terreno trillado para su audiencia: casi todos disponen ya de e-mail, de messenger e incluso, un tercio de ellos, de más de un buzón. Así que dieron un respingo participativo cuando los ponentes anunciaron unas prácticas de correo electrónico a partir de usuarios numéricos generados en Gmail. Ahí estalló la cosa, máxime cuando comprobaron que el asunto de cada mensaje saltaba a la pantalla que presidía el acto: "Desde que te vi entrar por la puerta..." fue el primero, que extendió la risa tonta y animó participación y diálogo entre los números repartidos.

"Compra patatitas", pedía uno (o una). "Viva Chesco", proponía otro, a los que luego se sumó un "Viva Francesco y Xavi", "Visca Barça", "La cuarta será en Wembley", enunciados tan pretenciosos como "Soy el mesías" o "Soy tu dios" y proclamaciones tan explícitas como "Estoy enamoradinho", o la súplica de "Venga, dime que sí". "Sois todos unos cuates", reprobó otro. Las turbulencias de Internet, al cabo, en las mentes de los mozalbetes, riendo y disfrutando con el ordenador como adolescentes.

Este ágora quedó sepultado en la pantalla central por sucesivas secuencias de esquemas y datos de usuarios -más de 500 millones en todo el mundo, más de 30 billones de contenidos diferentes- y de los diversos soportes que componen las redes sociales, donde cada usuario de las mismas dispone de una media de 130 "amigos", que Estévez se entretuvo en diferenciar de los amigos reales y conocidos presencialmente para tratar de sentar algunos principios básicos: "No aceptes solicitudes de amistad de personas desconocidas" o "Los avisos sobre el lugar donde te encuentres pueden ser peligrosos".

No parecía que esas invocaciones a la seguridad, así como la de las propias comunicaciones a partir del cambio de contraseñas, surtieran mucho efecto. Los chavales seguían con su tiza, más pendientes de teclear subrepticiamente, engordar su propio enredo y taparse las risas que les suscitaban, hasta que una pregunta de Estévez, elevando la voz al repetirla, les arrancaba de su distración: "¿Cómo, qué?"... "Que si alguien sabe lo que es un virus", insistía el investigador. Nadie encontraba respuesta...

"Lo analizaremos el lunes, pero creo que ha sido una experiencia positiva", valoró al final Francisco García, profesor del Santa Irene, un punto quejoso de las condiciones en que se desarrolló el acto por las dificultades de visión de la pantalla común y de audición. Y por el frío, aunque ninguno de los chavales lo expresó más allá de los frecuentes frotamientos que se aplicaban a los brazos desnudos para combatirlo. "Creo que sobró la última media hora de recapitulación". Todo lo habían tocado ya en clase, "pero está muy bien que vean que no queda en mera teoría, sino que tiene plasmación y utilidad", concluyó García.

Un momento de la charla organizada ayer por la Fundación Barrié con estudiantes de Marín y Vigo.
Un momento de la charla organizada ayer por la Fundación Barrié con estudiantes de Marín y Vigo.LALO R. VILLAR

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_