Podemos sonreír

Cuando publicó Somos poco prácticos (2008), Luis Prado se reafirmó como el autor más lúcido, tierno, irónico e imaginativo en esa generación del pop español. Si aquel es uno de los tesoros más portentosos (y semiocultos) de nuestra cultura popular, su heredero no logra mantener esa permanente sensación de ingenio desbordante. Las armonías desinhibidas en la órbita de Jellyfish o Ben Folds y la fe inquebrantable en sir Paul McCartney se alternan ahora (Un momento eterno) con un sonido más adulto, en la línea de los Supertramp de Rick Davies. Nos quedamos con algunas líneas muy brillantes ("yo sé que algún día nos cambiaremos del Pc al Mac / tendremos un amor con bonus track", "según tú, todo es segunsemirable" o "ya te has tomado tres o cuatro ibuprofenos / y solo has conseguido echarle un poco más de menos"), pero también con la sensación de que Prado no ha exprimido esta vez todo su talento.