Samuel Wanjiru, un campeón de vida alborotada
El keniano ganó el maratón de los Juegos Olímpicos de Pekín 2008
La biografía de Samuel Wanjiru, campeón olímpico de maratón en los Juegos Olímpicos de Pekín 2008, es la historia de una sucesión de brutales contrastes, de épicas exhibiciones atléticas mezcladas con triángulos amorosos y amenazas de muerte, hasta que ayer falleció a los 24 años.
Wanjiru escribió su vida a golpe de titulares. Aquí, un puñado. Bajo el húmedo calor y la polución de la capital china, el keniano logró el oro con el récord olímpico de la distancia (2h 6m 32s). En diciembre de 2010 fue acusado por su mujer de intento de asesinato, denuncia que luego sería retirada. Consiguió imponerse en los prestigiosos maratones de Chicago y Londres. Fue acusado de poseer un rifle AK-47 sin licencia y sufrió un aparatoso accidente de tráfico. Acabó con el mito de que el maratón era una disciplina para corredores mayores de 30 años, curtidos ya en distancias menores, carne resistente tras años de sufrimientos. Y, tras morir ayer, por encima del atleta se impuso el personaje. La policía se lanzó inmediatamente a escribir la necrológica con pólvora y celos. Wanjiru falleció al saltar desde el balcón del primer piso de su casa. Fue la consecuencia de un triángulo amoroso, le dijo a Reuters Jaspher Ombati, jefe policial de la región de Nyahururu.
Según la versión policial, Triza Njeri, esposa del maratoniano, habría llegado a su casa para encontrase a su marido con otra mujer, según la versión de la policía. Ante la escena, encerró a la pareja bajo llave en el dormitorio, después de lo cual Wanjiru saltó por el balcón. "Y todavía", dijo Ombati, "no podemos decir si fue un suicidio o si saltó como fruto de la rabia, o qué causó que cayera al suelo". "Sangró por la nariz y la boca, y quizás sufriera lesiones internas".
"Lo que hizo especial a Wanjiru fue ser el primer keniano campeón olímpico, además en un clima bastante duro [con 24 grados y un 52% de humedad], con una buena marca y mucho mérito", explica Antonio Serrano, exmaratoniano y hoy entrenador de la Federación española. "Llevaba un año sin hacer nada especial, pero, tras ganar él los Juegos con 21 años, otros jóvenes africanos intentaron esta distancia, porque allí se fijan mucho en lo que hacen otros. En ese sentido, fue un precursor. Ahora, en el ranking los africanos dominan de una forma alucinante".
Los especialistas y sus entrenadores también ven el lado oscuro a ese éxito en los rumores sobre cómo el atleta se habría aficionado a la bebida para digerir la fama. Así, Kalonzo Musyoka, vicepresidente del país, reivindicó ayer la necesidad de crear programas para ayudar a las estrellas del país a asumir los triunfos, mientras el mundo del atletismo rendía homenaje al fallecido. "Ahora tendremos que plantearnos qué podríamos haber hecho para evitar este drama", se dolió el etíope Haile Gebrselassie.
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