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El descenso paraliza el pelotazo urbanístico que salvaría al Hércules

La deuda del club de fútbol asciende a 73 millones de euros

Nadie escarmienta en cabeza ajena. Y menos que nadie los equipos de fútbol. Si el Valencia está ahogado en un mar de deudas por la megalomanía de su expresidente Juan Bautista Soler, debidamente jaleado en su momento por el presidente de la Generalitat, Francisco Camps, y la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, el Hércules de Alicante, lejos de mirarse en el espejo de sus vecinos para no incurrir en el mismo error, optó por seguir su senda. Un pelotazo urbanístico salvaría al club blanquiazul de sus penas financieras y liquidaría unas deudas que suman 73 millones de euros. Una recalificación de los terrenos del Rico Pérez -siguiendo la estela del Mestalla en Valencia- permitiría la construcción de edificios, la especulación y el ingreso de dinero fresco.

La operación haría posible que Enrique Ortiz, máximo accionista del club, recuperara los 35 millones que lleva invertidos, y, además, se quitaría de encima una deuda de 38 millones

El proyecto consistía en levantar un nuevo estadio sobre el actual y una remodelación de toda la zona aledaña al campo deportivo, con una inversión inicial prevista de 55 millones de euros que aportaría el Ayuntamiento con los aprovechamientos urbanísticos de distintas unidades de actuación en la ciudad. A cambio, el Consistorio recuperaría la propiedad del estadio.

La comisión municipal cerró las líneas maestras de la operación justo un día antes de que el presidente de la Diputación de Alicante, José Joaquín Ripoll, el promotor Enrique Ortiz y otras nueve personas fueran detenidas por el caso Brugal,

Pero la mala marcha del equipo en primera hizo que el proyecto quedara congelado a mitad de temporada, pendiente del final de la liga y la nueva estructura accionarial. Ortiz, hasta ese momento máximo accionista del Hércules, acosado por los jueces dio un paso atrás y dejó la entidad en manos de Fundación, que preside Miguel Campoy. En este nuevo órgano el promotor, según él mismo, es un accionista minoritario. No obstante, Ortiz sigue poseyendo la titularidad del campo Rico Pérez, a través de la firma Aligestión.A esta indefinición sobre el Hércules y el Rico Pérez se ha sumado la alcaldesa, Sonia Castedo, del PP. La regidora vincula la construcción de un nuevo estadio sobre el actual a tres factores: la salida de la crisis económica, la estructura accionarial del club y la situación deportiva del equipo. Castedo aparca, al menos de momento, el acuerdo de la comisión mixta municipal, semanas después del ascenso (19 de junio de 2010). El distanciamiento de la edil, al menos formalmente, del Hércules, ha sido tan evidente que en los últimos meses ni siquiera se ha dejado ver por el palco del estadio, cuando el equipo inició su caída hacia la Segunda.

El concejal socialista Lalo Díez defiende, sin embargo, que lo primero que tendría que hacer el Ayuntamiento es "sentarse a hablar con el club". "El Rico Pérez es la instalación deportiva más importante de la ciudad y no se puede condicionar una actuación en el estadio a que baje a segunda porque el año que viene puede subir de nuevo y estas obras no se improvisan", esgrimió el concejal socialista. Díez también coincide en que el impacto del descenso sobre el club y sobre la ciudad "es brutal".

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Por otro lado, la llegada del Hércules a Primera ha supuesto un cierto revulsivo para comercios, restaurantes, bares y hoteles, pero tampoco ha sido la panacea a pesar de la halagüeña previsión que se hizo en su momento. "Es una pena. Llevamos demasiado poco tiempo en primera", resumía ayer María José San Román, presidenta de la federación de hostelería de Alicante en referencia a las expectativas que los empresarios tenían puestas en la nueva situación deportiva del club y que ahora se han visto truncadas. La restauradora explicaba esta semana que el paso del club por la división de oro del fútbol ha beneficiado al sector puntualmente, y su impacto se ha notado sobre todo con la visita de los grandes clubes deportivos. De hecho, los únicos partidos que consiguieron una entrada casi completan fueron los que jugó contra el Barça y Real Madrid, y casi lleno con el Atlético de Madrid y el Valencia, y tres cuartas sillas vendidas en el partido del Villa Real y el Atlético de Bilbao. Al final, el paso del Hércules por la primera división no ha supuesto un boom, porque consolidar una imagen requiere su tiempo.

La percepción es compartida por los hoteleros de Alicante, que aseguran que los establecimientos han notado el paso del equipo por primera básicamente con los grandes partidos, asegura Cristina Rodes, presidente del colectivo. Rodes lamenta también la corta permanencia del equipo e insiste en que la promoción de la imagen de Alicante es un proceso a más largo plazo que una temporada de fútbol. Y es que la llegada del Hércules a primera división estuvo acompañada de muchas previsiones y expectativas. La Cámara de Comercio de Alicante realizó un estudio en agosto del año pasado en el que estimaba en más de 17,4 millones de euros el impacto económico previsto.

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