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Elecciones municipales
Columna
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Tótum revolútum

1.630 páginas. Tal es el espacio que ocupaban, en las ediciones del pasado 20 de abril de los boletines oficiales de la provincia de Barcelona, Girona, Lleida y Tarragona, las candidaturas presentadas a los comicios locales del próximo día 22. Se trata de un volumen sin precedentes en las ocho elecciones municipales anteriores, de una inflación de listas que parece contradecir el descrédito de la política y de los partidos, y que se explica por factores diversos.

En primer lugar, hace ya algún tiempo que comenzó a difuminarse la distinción, antaño nítida, entre los partidos que llamábamos "parlamentarios" -es decir, serios, con posibilidades de obtener representación- y los "extraparlamentarios", o sea, testimoniales e incluso pintorescos. A lo largo del último lustro se ha multiplicado el número de partidos con cierta presencia institucional en uno u otro nivel, desde el local hasta el europeo, y que por tanto no pueden ser despachados con el epíteto de marginales, ni están condenados a presentar sólo un puñado de listas familiares, ni a hacer campañas invisibles. En Cataluña, de cara al 22 de mayo, sería el caso del importante despliegue, sobre todo metropolitano, de Ciutadans-Partido de la Ciudadanía; del mucho más modesto de Unión, Progreso y Democracia, y de Solidaritat Catalana per la Independència, pero también de Plataforma per Catalunya (la sexta fuerza por número de listas presentadas) y de las Candidatures d'Unitat Popular, que concurren bajo el rótulo de CUP-Poble Actiu.

Hay hasta apuestas por la provocación y el cachondeo, como el Partido Abre tus Ojos (PATO), con Carmen de Mairena en la lista

Por supuesto, mantienen la primacía cuantitativa las cinco siglas del establishment (CiU, PSC, ERC, PP e ICV), incluyendo en su caso las marcas blancas y las coaliciones de geometría variable, que son decenas en el espacio independentista. Pero esos cinco grandes han sufrido sin excepción escisiones o divorcios locales que contribuyen a incrementar el número de candidaturas en liza. Por ejemplo, Iniciativa y Esquerra Unida se presentan por separado en Olesa y Montblanc, y en Badalona concurren dos listas socialistas críticas con el PSC, y Mataronins Aliança per un Nou Mataró es una escisión del PP local.

Mucho más destacable es la implosión del espacio antiinmigración que creó Josep Anglada y que hoy aparece troceado entre la Plataforma per Catalunya del regidor vicense, el Partit per Catalunya de Mateu Figuerola y Vía Democrática de Pablo Barranco. Pero la tendencia al divisionismo se presenta incluso entre los que presumen de no tener ideología: no son pocos los lugares (de Manresa a Calafell, de Collbató a Llavaneres) donde compiten dos o más listas independientes, y hay casos realmente extremos: el Grup Independent Urbanitzacions y el Partit Independent de les Urbanitzacions rivalizan en Corbera de Llobregat, igual que Alternativa per Castellbisbal y Transparència per Castellbisbal. Probablemente, la crisis ha erosionado todos los liderazgos, incluso los más locales

Luego, sin desdeñar a ecologistas y animalistas, a la ultraderecha clásica (Movimiento Social Republicano, Falange Española de las JONS, Alianza Nacional...) y algunos vestigios de izquierda revolucionaria (Des de Baix...), está el anchísimo caudal de las candidaturas inclasificables, con nombres tan bien sonantes como vacíos: Gent Nostra; Veïns amb Veu; Derecho, Ciudadanía y Democracia; Cambio, Avance y Progreso; Libertad, Coherencia e Igualdad; Nueva Sociedad para el Pueblo; Lluitem amb Tu; Nou Impuls Ciutadà; Identitat Catalana, Nou Impuls i Unitat, etcétera. Dejo para el final las apuestas explícitas por la provocación y el cachondeo, de las que citaré cuatro ejemplos a cual mejor: Alternativa Motor y Deportes (Tarragona), la ya clásica Coordinadora Reusenca Independent (Cori) y sus émulos barceloneses del Partido Abre tus Ojos (PATO) -con la ínclita Carmen de Mairena en la lista- y El Gitano de Balaguer (EGB) en la capital de la Noguera.

Resumiendo: 25 listas en Barcelona; 18 en Badalona; 17 en Terrassa; 15 en Tarragona, Lleida y Girona; 14 en L'Hospitalet... Si el domingo 22 no vamos a votar, será por puro vicio.

Joan B. Culla i Clarà es historiador.

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