Mejor callado que censurado
Rushdie abre el festival Gutun Zuria defendiendo las obras que eluden el control dictatorial - El escritor ve un "espacio para la esperanza"
Como cualquier turista de visita en Bilbao, el escritor Salman Rushdie (Bombay, 1947) reservó ayer un hueco en su agenda para visitar el Guggenheim y posar para las fotografías en mangas de camisa y con gafas de sol, libre de la fetua que le condenó a la clandestinidad en 1989 por la novela Versos satánicos. Rushdie abrió ayer las conversaciones con escritores del festival literario Gutun Zuria, organizado por la Alhóndiga. De buen humor reconoció con un rotundo "sí" que está cansado de hablar de la condena del ayatolá Jomeini y que prefiere hacerlo de sus libros. "No tengo nada que decir sobre la fetua", indicó.
Rushdie invitó a comparar sus declaraciones a lo largo de los años para demostrar que no ha cambiado el discurso. "Nunca me he autocensurado; es la muerte de un artista", explicó. "Si sientes miedo a decir lo que tienes dentro la mejor opción es quedarse callado. Nadie quiere leer algo así". Rushdie recordó que, a pesar de los aspectos destructivos de la censura, también surgen obras de interés en países donde no se permite alzar la voz. Dos ejemplos: el cine iraní y los creadores chinos. "Hay que ser obstinado. Si intentan acallarte, hablar más alto", defendió.
"Hay que ser obstinado. Si intentan acallarte, hablar más alto", dice el autor
Slavoj Zizek: "La energía crítica de la izquierda ha pasado ahora a la extrema derecha"
El escritor recurrió a la conocida frase de Gramsci para opinar sobre el futuro: "Hay que ser pesimista intelectualmente y optimista en la voluntad". En un mundo que ha acelerado de forma sorprendente la velocidad de los cambios, cree que "hay espacio para la esperanza" de conseguir un mundo con más libertad. Mirando a los países de Oriente medio, el escritor se siente muy optimista. "La gente ha aprendido que con acciones directas puedes cambiar el mundo, no haciéndote un asesino ni un terrorista sino saliendo a la calle", relató. "Nos han dicho a Occidente que hay deseos universales de libertad y de mejorar las condiciones de vida. Es lo que ha salido a la calle a pedir una generación de jóvenes".
Rushdie subrayó las diferencias entre Túnez y Egipto y las circunstancias que se viven en Libia o Yemen, pero en todo el mundo detecta que "la era de la brutalidad se desvanece".
El programa de Gutun Zuria reservó una cita entre Rushdie y el filósofo, psicoanalista y activista marxista esloveno Slavoj Zizek. Fiel a su fama de agitador intelectual, Zizek animó el ambiente criticando que la extrema derecha se haya quedado sola en su enfrentamiento al sistema establecido y poniendo el acento en la ausencia de un discurso de izquierdas que evite el ascenso al poder de líderes al estilo de Silvio Berlusconi.
"La energía crítica que tenía la izquierda hace 40 o 50 años ha pasado ahora a manos de la extrema derecha", lamentó. "El capitalismo habla de salvar a los desfavorecidos del mundo como lo hacía la izquierda europea", añadió. A Rushdie el plan de sentarse a hablar con Zizek le encantó porque "está un poco chalado, en el buen sentido de la palabra".
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