Sanidad desactiva las protestas de La Fe

Poco más de una semana le ha costado a Sanidad desactivar las protestas de los trabajadores del hospital La Fe de Valencia por los problemas derivados del reciente traslado del centro al barrio de Malilla. En plena precampaña electoral, las quejas se habían convertido en un incómodo foco de tensión para el Consell.

Fuentes de CC OO, de quien partió la iniciativa de denunciar las deficiencias del hospital, admiten haber recibido presiones del más alto nivel para neutralizar las movilizaciones, que, aseguran, han "rechazado tajantemente".

Ayer, en el tercero de los actos programados, apenas acudieron una veintena de trabajadores (de los 6.000 del hospital) a la concentración convocada por la junta de personal (de 35 miembros) frente a la Consejería de Sanidad. La segunda protesta (el lunes pasado) ya se reconvirtió en una discreta asamblea a puerta cerrada con la dirección. Solo la primera, el lunes 14, consiguió trasladar a la opinión pública los problemas que sufre el hospital.

Personal médico y de enfermería, visiblemente molesto, denunció a las puertas del hospital la falta de transporte público, problemas de abastecimiento de material, condiciones inadecuadas en la atención infantil, zonas sin cobertura para telefonía móvil, fallos informáticos y escasez de plazas de aparcamiento para los trabajadores.

Una portavoz de la junta de personal justificó la escasa presencia de trabajadores en la protesta, celebrada por la mañana, en que se estaba negociando con la dirección. Por la tarde, dirección y junta anunciaron un acuerdo sobre el aparcamiento (350 plazas más para trabajadores) o que se revisarán las plantillas donde existan más necesidades. A cambio, se ponía fin a la movilización.