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Reportaje:

Steve Jobs estudia en Riotorto

Un colegio de Lugo usa ordenadores hasta para el control higiénico de la comida

Disponen de 54 equipos informáticos para 48 alumnos, de sus menús (tienen uno para primavera-verano y otro para otoño-invierno) se han eliminado las grasas y las frituras y sus alumnos entran en clase a ritmo de música clásica, étnica o gallega y abandonan el colegio con los temas más actuales de las radiofórmulas. Es el CEIP de Ritorto (Lugo), un colegio pequeño, con nueve profesores, donde la imaginación ha llegado de la mano de su joven director, Oscar Díaz Queizán. "Aquí tenemos vida", presume.

Abanderado del software libre, en este centro la informatización llega a todas las aulas e incluso al comedor. El cocinero, que con sus 26 años es el más joven de la provincia, dispone de una aplicación informática para el control higiénico-alimentario, donde está registrado hasta el último detalle de todo lo que allí se almacena. Además, el aula de informática ha pasado de tres a 12 equipos y es difícil no encontrar un ordenador libre.

El centro tiene más equipos informáticos que alumnos
Como el presupuesto no llegaba, pidieron computadoras a todo tipo de instituciones

Como el presupuesto del colegio apenas supera los 6.000 euros, Díaz Queizán se armó de paciencia y dirigió cartas a todas aquellas instituciones o entes susceptibles de poder donarles un equipo informático. No pasaron más de tres meses cuando al CEIP de Riotorto, un municipio perteneciente a la comarca de Meira con menos de 2.000 habitantes, llegaron 24 equipos donados por una fundación de Telefónica, otros diez procedentes de Caixanova, otros tantos del Banco Pastor y la misma cantidad de una fundación de la Xunta de Galicia.

Los responsables del centro dotaron a los equipos del sistema Ubuntu, lo que dio opción a sus usuarios de ejecutar, copiar y mejorar el software. También instalaron aplicaciones educativas referidas a lógica matemática, lectoescritura y juegos vinculados a habilidades intelectuales. Como sobraban ordenadores dieron un paso más y se abrió la opción de préstamo a la que pueden acceder todos los niños de Primaria del centro. Seis padres se apuntaron a la experiencia, lo que también ha permitido que sus hijos realizaran con ellos una labor de alfabetización informática, todo en un municipio rural próximo al occidente asturiano.

La imaginación también ha llevado a los responsables del CEIP de Riotorto a decorar la fachada central del colegio. Para ello demandaron la colaboración de la Escuela de Artes Aplicadas Ramón Falcón. Su directora, un profesor y 18 alumnos dejaron su impronta de futuros artistas en un centro educativo en el que también han renovado el mobiliario instalado en 1978.

El año pasado, el de Riotorto se convirtió en el colegio más pequeño que tuvo acceso al Plan de Mejora de Bibliotecas Escolares. El centro recibió 5.000 euros y hoy dispone de algo más de 3.000 volúmenes, que están catalogando a través del programa Meiga. Se trata de la única biblioteca que existe en el municipio.

Mejorar la alimentación ha sido otra de las obsesiones del equipo directivo, que se ha empeñado en eliminar grasas y frituras del menú para dar paso a las verduras, frutas y una adecuada combinación de pescado y carne. El aceite es de oliva de primera presión, el queso procede de la denominación de origen Arzúa-Ulloa y las insalubres potas de aluminio han pasado a mejor vida y en los dos últimos años han sido sustituidas por otras de acero inoxidable.

No fue fácil que los escolares aceptaran el puré de calabacín, la menestra de verduras o la coliflor con huevo cocido. Para que esto fuera posible hasta el colegio se desplazó el presidente de la Sociedad Gallega de Endocrinología, José Luis Botana, quien convenció a los padres de la conveniencia de una comida saludable. A partir de ahí, los niños comenzaron a "comer por contagio" y los alumnos pasaron del rechazo a las verduras a demandarlas en sus hogares. En el centro cuentan que algún padre tuvo que acercarse al colegio para recoger las recetas y lograr una réplica exacta de los platos que sus hijos comen en el CEIP.

Aunque el presupuesto para comida se ha disparado un poco, todos los padres, menos uno, han aceptado pagar un suplemento de 10 euros por mes y niño, previamente acordado con la asociación de padres, para mantener este nivel nutricional, donde las patatas fritas solo aparecen, como algo simbólico, una vez al mes, y para el postre se procura fruta del tiempo un mínimo de tres días a la semana, que se alterna con uno o dos lácteos. Solo de vez en cuando cae una chocolatina.

Con la colaboración de un carpintero, pagado por la asociación de padres, y un vecino, padre de una alumna, han conseguido rehabilitar la caja y maquinaria de un reloj Morez de 1920, procedente de una antigua escuela unitaria, que ahora preside la biblioteca.

Estos días los niños del colegio de Riotorto han disfrutado también del Entroido. La semana pasada, aparecieron en clase con una caracterización distinta cada día y el pasado viernes, con la colaboración de los padres, realizaron un desfile por las calles del municipio, para concluir con una degustación de productos típicos de estas fiestas. Tras las vacaciones, seguirán los proyectos. El colegio dispondrá pronto de un parque infantil y prepara una "sorpresa con repercusión nacional" de la que no da más detalles.

Aula de informática del colegio público de educación infantil y primaria de Riotorto (Lugo).
Aula de informática del colegio público de educación infantil y primaria de Riotorto (Lugo).XOSÉ MARRA

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