Donde los burros hacen testamento
En Galicia, el carnaval se llama entroido. Y no hay sardinas que enterrar, sino burros que hacen testamento.
Un rito antiguo -algunos antropólogos remontan sus orígenes a la prehistoria- donde se invoca a peliqueiros, boteiros y otros personajes fantásticos que corren, bailan, fustigan o lanzan hormigas furiosas. Los más ancestrales entroidos gallegos son los del Triángulo Mágico de Ourense: Xinzo, Laza y Verín. La foto corresponde a Os Peliqueiros de Laza, que este año se celebrarán del 3 al 8 de marzo. El sonido de las chocas -pesados cencerros sujetos a la cintura- avisa de su aparición en la Praza da Picota, armados de fusta y ataviados con máscaras bigotudas de sonrisa diabólica, polainas, zamarra y una especie de mitra donde se representan diferentes animales. El conjunto pesa más de quince kilos, y puede costar entre 2.000 y 3.000 euros. Los trajes y las máscaras se suelen fabricar en Laza o en Castro, la aldea donde algunos sitúan el origen del personaje.
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