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Reportaje:Talentos

El disco sonará mejor con ellos

Los catalanes Ricky Falkner y Refree son la referencia en la producción musical española menos comercial

Daniel Verdú

Hay algo en el trabajo de un productor musical, en esa fina capa de color traslucida que imprime en la partitura, capaz de lograr que al mismo oído le entusiasmen Paul McCartney, Beck y Radiohead. La construcción de un sonido marca de la casa que, en el caso de alguien como, por ejemplo, Nigel Godrich, puede garantizar un brillo particular a esos tres productos musicales citados. Indispensable en la música internacional o en el hip-hop (donde a menudo quien produce es más importante que quien rapea), el productor total ha tardado en instalarse o reconocerse en España, donde a menudo se confunde con un buen técnico o un ingeniero de sonido. Dos nombres emergentes del panorama patrio andan últimamente detrás de casi todo lo que suena bien: Ricky Falkner y Raül Fernández Refree.

Ambos compaginan este trabajo con sus proyectos artísticos y conciertos

Ambos empezaron en la escena hardcore de Barcelona (en el sello BCore) y se han erigido ahora en productores de referencia de un estilo que poco tiene que ver con aquella acelerada hormona guitarrera ("Pero es importante la visceralidad de poner el dedo en un punto de la guitarra y no preguntarse lo que estás tocando", dice Refree reivindicando ese origen). Falkner está detrás de los discos de Sidonie, Love of Lesbian, Standstill, Beth (una triunfito que no suena a karaoke), Sanjosex o del futuro proyecto de los ex miembros de Sunday Drivers. Refree ha impreso su sello en los trabajos de Nacho Umbert, Pablo Alfaro, Mala Rodríguez o María Rodés.

Los dos empezaron con sus bandas. "Primero produje las maquetas de mis grupos, quizá por carácter u oído. Pero creo que hasta que en 2004 me llamaron de Love of Lesbian no me convertí en productor oficial", recuerda Falkner. Luego pasó a ser ese animal de estudio que es hoy capaz de dotar de una enorme calidad a los grupos y, como dice su colega Refree, "catapultar a bandas indie hacia un público mayoritario".

Pero, ¿quién necesita a un productor? Para Refree, "de una manera u otra, todo el mundo, aunque sea el típico amigo que te aconseja". "Acuden a mí, sobre todo, proyectos unipersonales. Y lo prefiero. Nunca he creído demasiado en las bandas, porque no todas las canciones necesitan los mismos músicos. Los grupos están acostumbrados a tocar todo el rato, y si le dices a uno que suelte el instrumento pone mala cara. Creo en algo más orquestado, que entra y sale creando sorpresa".

Uno de los grandes discos de 2010 fue el "Ay...", de Nacho Umbert, músico de gran talento que se topó con Refree con poco más que unas buenas letras y una guitarra. El resultado es espectacular. "El proceso de nuestro disco fue especial. Fuimos quedando, no nos conocíamos de nada. Yo tenía canciones que eran pura guitarra y voz, y no tenía ni idea de lo que tenía que ser. Me escuchó y me entendió. Es un tipo con una intuición acojonante... y a partir de ahí fuimos trabajando... Un productor así es una figura fundamental para hacer un disco de este tipo, yo estaba perdido", recuerda Umbert.

Falkner y Refree son capaces de tocar la mayoría de los instrumentos que aparecen en la producción, para que suene más orgánico, "más crujiente", dice Refree. Eso, claro, abarata los costes. Pero la crisis de la industria también hace que los artistas se lo piensen dos veces antes de recurrir a un productor que luego tendrá que acudir a un estudio de grabación con el consecuente aumento de gastos. Ninguno de los dos vive estrictamente de la producción y compaginan el oficio con sus proyectos artísticos y conciertos (ayer Refree presentó su Matilda en la sala Sol).

Para Falkner, un productor tiene que tener oído y entender el lenguaje de cada instrumento, pero también ser paciente con los egos y hacer un poco de "vigilante de patio de colegio". Convencer en cada momento sobre la idoneidad del camino a tomar. "He grabado discos que se han convertido en una batalla. Aunque a veces me enfrento a mi propio ego, y cuando se hace evidente es un poco vergonzoso. Pero de esas luchas salen cosas interesantes", explica.

Jordi Llansamà, fundador del sello BCore, conoce muy bien a estos productores. A ambos les ha editado sus primeros discos. "Una figura como Falkner es importante para construir el álbum. A veces son capaces de solucionarlo entero. Lo veo un tipo de productor que busca un sonido menos moderno, muy cálido y antiguo. Me recuerda al sonido más de los setenta español. Tanto él como Refree son muy buenos con instrumentación. Consiguen hacer como un cojín detrás de la música, sutil, pero que si lo quitas hay una gran diferencia en el resultado final", señala.

Pero las referencias profesionales en el campo de la producción son todavía extranjeras: Rick Rubin (el preferido de Refree, pero con un aire a Falkner), Nigel Godrich, Phil Spector o George Martin (el quinto Beatle y el "Papa" según Falkner). Aquí en España, más allá de Paco Loco o Santi García, que no representan exactamente lo mismo, no hay mucho donde fijarse: "Se valora cada vez más, pero no hay mucha tradición en este tipo de figura. Tanto Ricky como yo vamos bastante al tuétano. Entramos en todo, sin querer ser intrusistas. Pero hay gente que lo que hace es ponerte el micro aquí o allá. El productor de antes cogía a un grupo y les decía: 'voy a haceros petar, chavales'. Eso no tiene nada que ver con lo que hacemos". Aún así, sus grupos funcionan de maravilla.

El productor catalán Ricky Falkner
El productor catalán Ricky FalknerM. MINOCRI

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Sobre la firma

Daniel Verdú
Nació en Barcelona pero aprendió el oficio en la sección de Madrid de EL PAÍS. Pasó por Cultura y Reportajes, cubrió atentados islamistas en Francia y la catástrofe de Fukushima. Fue corresponsal siete años en Italia y el Vaticano, donde vio caer cinco gobiernos y convivir a dos papas. Corresponsal en París. Los martes firma una columna en Deportes
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