Cumpleaños feliz
La gala del 70º cumpleaños de Plácido Domingo en el Teatro Real congregó a cientos de espectadores en la plaza de Oriente, frente a una pantalla gigante, bajo un frío como cuchillas de afeitar. La retransmisión de La 2 era compartida con la BBC y emitida para media Europa. El espectáculo tenía pocos atractivos televisivos, pero bastaba la satisfacción musical. Bajo la batuta de James Conlon fueron desfilando las voces, pero donde la orquesta terminó de ganarse el jornal fue en la fanfarria que Tan Dun había compuesto para Plácido. El músico chino, que ganó el Oscar por Tigre y Dragón, está fascinado desde la infancia por la música de los campesinos de su provincia natal de Hunan. Lo que allí eran sonidos orgánicos sacados de cacerolas, palos, maderas, él es capaz de recrearlo maravillosamente con la orquesta golpeando las boquillas de los instrumentos de viento, la percusión de dos piedras de río y el silabeo del motivo: Plá-ci-do.
El dúo de BrynTerfel y Paul Groves, con Los pescadores de perlas de Bizet, rompió las costuras del televisor, no es habitual que una caja tan cotidiana deje escapar algo tan hermoso. Y todo coronado con la entrada en escena de Teresa Berganza, con un discurso que más valdría que tuvieran en cuenta los que a menudo hablan en público, en homenajes y distinciones, para saber cómo se gradúa con naturalidad el humor, el ingenio, la emoción y el talento. Cantó el Happy birthday con un guiño de hombro descubierto a Marilyn Monroe, aquella que elevó a la categoría de música pornográfica su felicitación para Kennedy, años antes de que Serge Gainsbourg hiciera del jadeo un motivo musical.
En la entrevista de Iñaki Gabilondo a Plácido Domingo quizá volvió a pesar el sentido institucional del tenor, que sume sus respuestas en un desarrollo tan previsible como el discurso de Nochebuena de Su Majestad. Al rescatar un vídeo ochentero donde se le veía volar sobre la capital cantando Este apasionante rincón de Madrid de Moreno Torroba, en plan superhéroe zarzuelero ante el asombro de los viandantes, uno recordaba sus apariciones llenas de humor con la cerdita Peggy de Los Muppets o en el show de Carol Burnett, cuando Plácido dio la zancada de gigante hacia el éxito mundial.
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