Productores de moda al rescate
La carrera de viejas glorias pop revive en manos de respetuosos y célebres fans
Mavis Staples y Jeff Tweedy, Mary Weiss y The Reigning Sound, Bettie Lavette y Drive By Truckers... La tendencia a resucitar carreras se ha convertido en algo común en los últimos tiempos. Parece que ha surgido una estirpe de productores especializados en rescatar del ostracismo a aquellos artistas que admiran. Una mezcla de reverencia, psicoanálisis y talento para encajar sus obsesiones en el eterno revival confluyen en estos tres tipos tan, aparentemente, distintos.
- Rick Rubin: el jefe de todo esto. "Se lo debo a él. Más que un productor, es un maestro zen. He vuelto a confiar en mí y esta es la primera entrevista que hago en mi casa desde 1976", declaraba el pasado año Neil Diamond al periodista del diario inglés The Daily Telegraph para el que su madre había preparado unos perritos calientes. Rubin fue fundador del sello Def Jam a finales de los ochenta y responsable del resurgimiento de Johnny Cash a mediados de los noventa.
Mark Ronson: "soy el fan que sabe lo que los artistas pueden hacer"
Bajo su tutela, el hombre de negro, no solo recuperó su estatus como leyenda de la música norteamericana, sino que, gracias a versiones de clásicos de Nine Inch Nails o Depeche Mode, fue abrazado por toda una nueva generación de fans. El día que falleció June Carter, su compañera durante 35 años, lo primero que hizo Cash fue llamar a Rubin y pedirle entrar inmediatamente en el estudio. Necesitaba grabar para olvidar. "Volver a sentirme artista. Y Rick logró que recuperara ese sentimiento. Llevaba 20 sintiendo que ya no había espacio para mí en la música", declaraba Neil Diamond tras el lanzamiento de 12 songs, el disco producido por Rubin que le sirvió para recordar que él era el tipo que había vendido 128 millones de discos y había bailado en la Casa Blanca con la princesa Diana.
- Mark Ronson: evasión y victoria.
"Eres un hijo de puta. La gente piensa que medio disco es tuyo. ¿Qué les has dicho?" (Lily Allen). "Para mí, estás muerto. Y que lo sepas, tus canciones son una mierda" (Amy Winehouse). "Tengo una banda cojonuda, los Dap Kings, y va Mark Ronson y me la roba. Son míos, tío, entérate" (Sharon Jones). Estaba claro que, en 2010, el inglés no iba a volver a colaborar con Allen y Winehouse, ni tampoco a llamar a los Dap Kings para darle otra vuelta de tuerca al sonido soul vintage. Así, decidió mirar atrás y aliarse con sus ídolos de adolescencia. Para Record Collection, su disco junto a Business Intl, contó con Boy George, a quien le regaló la mejor canción que ha cantado en 20 años. Luego se encerró en el estudio con Duran Duran -Rhodes y Le Bon también colaboraron en el álbum de Ronson-, con quienes grabó All you need is now, el mejor disco de la banda desde Rio. "No sé si soy el tipo que da confianza, pero sí soy el fan que sabe lo que pueden hacer", comentaba con respecto a su trabajo junto a sus héroes. "Soy el tipo que iba a la peluquería con una foto de Mick Taylor". Además del factor fan, siempre necesario a la hora de gestionar el ego de lo que una vez fueron, Ronson empatiza con sus años de oscuridad. Hasta los 32 años no logró hacerse un hueco en el negocio. "Pinchaba en una fiesta. Estaba deprimido porque me acababan de echar de mi sello y me sentía mayor. Se acercó P Diddy y me dio un billete de 100 dólares con su número de teléfono. Lo enmarqué. Un día quería tomarme una piza y no tenía dinero en casa, así que lo descolgué y me lo gasté en una de pepperoni. Jamás he comido una piza tan buena".
- Jack White: una terapia peligrosa. The party ain't over es el disco que Jack White le ha organizado a Wanda Jackson, la señora que en 1958 fue la primera fémina en editar un single de rock and roll, persuadida por Elvis Presley para abandonar el country y adoptar aquella música demoniaca que enloquecía a los adolescentes. Tras unos últimos años en los que la diva de Oklahoma se arrastraba con dignidad pero sin mayor repercusión por el circuito de oldies, White la invitó a su casa en Nashville y le preparó un pack de versiones que iban a interpretar en familia. La banda de acompañamiento la formaron sus colegas de The Racounteurs e incluso su esposa, Karen Elson. "Creo que los chicos se lo pasaron bien. Les cociné mucho. Quería que se sintieran como en casa". Así se manifestaba Loretta Lynn tras la grabación en 2005 de Van Lear Rose, el disco con el que Jack White apostó por devolver a la primera línea a esta veterana del country. Loretta acababa de perder a su esposo. Jack era demandado por Jim Diamond, quien reclamaba el crédito por la producción del segundo largo de The White Stripes. Ambos necesitaban un disco terapéutico. "Para mí, el éxito tiene dos caras", comentaría más tarde White. "Una es ser demandado por Jim Diamond y la otra es poder tomarse una cerveza con Loretta Lynn en el porche de su casa, mientras te cuenta anécdotas de su vida".
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