Más estupor, si cabe
Al estupor causado por las palabras de Monseñor Reig Pla, según las cuales "los matrimonios canónicamente constituidos son menos dados a la violencia doméstica que aquellos que son parejas de hecho", algunos no hemos podido evitar añadir otro aún mayor si cabe al leer en la réplica de Juan José Tamayo a dichas palabras, en la sección de Opinión del pasado jueves día 6, que, por el contrario, "en los matrimonios católicos hay una mayor propensión a la violencia de género que en las parejas de hecho". Y lo sorprendente, viniendo de un teólogo de su talla, no es solo la frase en sí, sino los argumentos utilizados en su defensa.
¿Cómo es posible que quien se ha mostrado otras veces tan convencido de la necesidad de situar la figura de Jesús en su tiempo y espacio históricos se muestre ahora tan poco partidario de hacer lo mismo con las palabras de las epístolas de Pablo que cita, con el propio Pablo y con la institución del matrimonio en el siglo I? Por otro lado, ¿desde cuándo todo lo que queda dentro del canon de las iglesias cristianas tiene carácter "imperativo", como parece sugerir su artículo, señor Tamayo?
Para terminar, tal vez no esté de más recordar, volviendo a Pablo, aquello de que "la letra mata, mas el espíritu vivifica" (2 Corintios 3:6).
