Un Gobierno abierto a los independientes

Artur Mas aspira a tener uno de los Gobiernos con más consejeros independientes de la historia de la Generalitat. Aunque en la tarde de ayer quedaban flecos por cerrar y Mas guardaba celosamente la lista de los elegidos, el Gobierno que está configurando el presidente electo ya tiene claras señas de identidad. El convergente ha ideado un Ejecutivo que pasará de 15 consejerías a 12 en una clara muestra de su objetivo de recortar y adelgazar la Administración. Y en ese Gabinete, Mas se ha esforzado en intentar atraer a los mejores profesionales de sus respectivas áreas, con independencia de si son o no de CiU. Pero no le ha resultado fácil porque no son buenos tiempos para que profesionales del sector privado den el salto a la esfera pública. Pero ha sellado alianzas y complicidades de diferente grado. Salvador Alemany, presidente de Abertis, sonó con fuerza como consejero de Economía. Al final, presidirá un consejo asesor que se pondrá a disposición del Gobierno. Y algo parecido ha sucedido con Miquel Vilardell, presidente del Colegio de Médicos, que presidirá otro consejo asesor sanitario.

Los equilibrios no son fáciles y Mas tiene que encajar en su Gabinete a consejeros de Convergència Democràtica (CDC), de Unió, además de los independientes. En principio, todo apunta a que Lluís Recoder, alcalde de Sant Cugat (Barcelona), la ciudad más importante en manos de CiU, será consejero de Obras Públicas, y la diputada Irene Rigau, que ya fue consejera de Bienestar Social con Jordi Pujol, titular de Educación. Josep Antoni Duran Lleida, portavoz de CiU en el Congreso, renunció a ser consejero jefe y asumirá las negociaciones con el Gobierno central y las relaciones de Exteriores de la Generalitat. Esto último ha despertado las suspicacias de la izquierda al gestionarse esa delicada carpeta desde fuera del Ejecutivo. Entre los democristianos, los diputados Josep Maria Pelegrí y Joana Ortega apuntan como consejeros.