Un asesinato 'made in Hollywood'
El suicidio del presunto verdugo de una famosa publicista deja el caso abierto
El asesinato de Ronni Chasen, una de las mujeres en la sombra más poderosas de Hollywood, conmocionó el pasado 16 de noviembre a la industria del cine. Pero desde que cinco impactos de bala acabaron con su vida mientras conducía en pleno Beverly Hills, en lo que parece ser un golpe premeditado, la muerte de una de las relaciones públicas más conocidas en la industria del cine se ha convertido en el mejor culebrón de Hollywood.
El último capítulo de esta saga tiene nombre de varón, Harold Martin Smith, de 43 años y con un largo historial criminal que incluye siete detenciones, dos estancias en la cárcel y delitos que van desde la posesión de drogas al atraco. Esta semana Smith se pegó un tiro en la cabeza cuando la policía quería interrogarle por su posible relación con el asesinato de Chasen. La policía de Los Ángeles asegura que, pese a las apariencias, puede no haber conexión entre la muerte de Chasen y Smith. El sospechoso decía lo contrario. "Presumía de ser el que asesinó a la publicista y que le iban a pagar 10.000 por su trabajo", aseguró ante las cámaras de televisión un vecino del edificio de apartamentos Harvey, en la zona más pobre del bulevar Santa Mónica de Los Ángeles, donde vivió y murió Smith.
A una sobrina le dejó 10 dólares de herencia; a otra, varios millones
Su muerte no ha hecho más que echar leña al fuego de un caso abierto que parece salido de uno de esos guiones que Chasen promocionaba en sus campañas al Oscar. Chasen, 64 años, vivía para su trabajo. Era lo único en lo que quería destacar: mantener en la cabeza de los medios y los académicos el nombre de sus clientes mientras el suyo permanecía en la sombra. De ahí la sorpresa con la que fue recibida esta semana la noticia de su testamento. El documento hace pública una fortuna de 6,1 millones de dólares (4,5 millones de euros) y, además de a numerosas instituciones benéficas, nombra como principal beneficiaria a su sobrina Melissa Cohen y hace burla de su también sobrina Jill Gatsby, a quien solo deja 10 dólares a la vez que subraya por escrito que lo hace adrede. Otros rumores, no descartados por la policía, incluyen como motivo del crimen los posibles celos profesionales generados por los éxitos de filmes como Paseando a Miss Daisy o Cocoon, de cuya promoción se encargó ella.
Hay cientos de especulaciones y una sola certeza: según la policía, el asesinato de Ronni Chasen no fue fortuito sino resultado de un golpe profesional. A Chasen le sorprendió la muerte cuando regresaba a medianoche del estreno de la película Burlesque. Primero se pensó que la publicista había sido víctima de un fuego cruzado o de un equívoco. Sin embargo un portavoz policial desveló que se trata de un crimen premeditado, los disparos obra de un profesional y ella, la víctima buscada. Entre las pruebas que apuntan en este sentido está el hecho de que fueran recogidos todos los casquillos de bala del lugar del crimen. Que ese profesional sea Smith está por ver, pero el caso ya da para una película.
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