Entre la red y el proselitismo
Las escuelas de negocios apuestan por fomentar el contacto tras los cursos
Cuando uno se gasta decenas de miles de euros en realizar un máster en una escuela de negocios, no solo paga por recibir unas clases. Paga por formación, por supuesto. Pero también por el prestigio que ganará su currículo cuando pueda indicar dónde estudió. Porque se relacionará con gente de nivel. Por los contactos con empresas y directivos que fraguará. Y por la red social a la que pasarán a pertenecer una vez, incluso, que el curso haya terminado. Ser alumnos de ciertas escuelas es el billete que hay que pagar para entrar en otro club: el de los antiguos alumnos.
Cuando en Estados Unidos se nombra a un nuevo presidente, siempre hay reportajes dedicados a la universidad en la que estudió. El actual dirigente del país, Barack Obama, es antiguo alumno de Harvard. ¿Algún periódico dedicaría en España un titular que subrayara la universidad donde estudió José Luis Rodríguez Zapatero o José María Aznar? Seguramente sería una línea dentro de un perfil. Poco más. También en España hay colegios exclusivos que forjan amistades infantiles que terminan en enchufes empresariales, por supuesto. Pero ser antiguo alumno de un centro pocas veces es algo tan crucial.
Los centros niegan que fomentar redes de alumnos suponga crear un 'lobby'
Las escuelas de negocios españolas, sin embargo, insisten en cambiar esto. Siguiendo el modelo de Harvard, Cambridge o Yale, aspiran a que sus antiguos alumnos lleven el título como una insignia. Gastan cada vez más en potenciar sus asociaciones de antiguos alumnos porque saben que si funcionan, es también un reclamo para captar nuevos alumnos.
La escuela IESE celebró hace un casi un mes sus jornadas para antiguos alumnos. Un ciclo de conferencias en Barcelona regado con comidas, cenas y visitas turísticas. Entre los ponentes, directivos de Apple, American Express o la Casa Blanca. Acudieron 2.500 ex alumnos de decenas de nacionalidades. "Son vitales porque son la palanca de tu marca. Son los que hablan de ti. Su éxito habla de ti. Además, cuando alguien piensa en hacer un programa suele preguntar a conocidos que lo hayan cursado, y si dan buenas referencias es probable que se convenzan", dice Mireia Rius, directora del departamento de career services del centro. Su Agrupación de Antiguos Alumnos se organiza a través de 36 alumni chapters (clubes en España y por todo el mundo). Gracias a sus actividades, el IESE ha ido forjando una sólida red que hace unos meses la revista Business Week calificó como "una fuente de relaciones de un valor incalculable".
La asociación de antiguos alumnos de Esade es una de las mayores de Europa. Tiene 15.000 miembros. "El tema alumni [así se llama este tipo de agrupaciones en el gremio] es algo esencial. Tiene una finalidad social, pero también laboral", explica Miguel Trías, presidente de Esade Alumni. Ofrecen networking, actualización de conocimientos, encuentros, promociones... "Mantener el contacto te puede llevar a una oportunidad laboral, porque la escuela es una tarjeta de visita", asegura. En cuanto a las sesiones de conferencias que ofrecen, sirven para mantenerse al día, ya que el mundo de la gestión funciona un poco por modas y está lleno de neologismos. "Hace años nadie hablaba de la inteligencia emocional. Cuando apareció, el concepto caló rápido. Aquí tratamos de adelantarnos e introducir entre los antiguos alumnos estos conceptos en conferencias", razona. De media, captan en la asociación de antiguos alumnos al 40% de los alumnos.
Las cuotas en las escuelas no son fijas y suele haber versiones reducidas para los que, por distancia, pueden participar menos. En Esade ascienden como máximo a 200 euros al año. El IESE está entre 175 y 400 euros anuales. La mayoría de asociaciones son antiguas, aunque ahora con Internet y la internacionalización de su alumnado han ganado fuerza y han enriquecido sus actividades. La del IE Business School se creó en 1982, nueve años después que la escuela. Se diferencia en que no hay que apuntarse. Todos los ex alumnos pertenecen a ella al acabar los programas y sus fondos los donan, por contradictorio que parezca, los alumnos cuando se matriculan, no cuando salen.
Conexiones, recomendaciones, encuentros... ¿Son las escuelas de negocios prestigiosas lobbies? "A nosotros nos gusta más el concepto de red. No somos un grupo de interés concreto, sino que compartimos valores. Sería más bien, en sentido metafórico, como una orden de caballería", defiende Trías. Rius también se pone nerviosa al escuchar la palabra lobby. "Al final todos somos un poco hijos de quien nos ha enseñado. Pero eso no significa que solo se muevan entre ellos. Pero está claro que si a ellos les fue muy bien en el programa, luego es probable que si necesitan buscar directivos acudan a la ecuela a ficharlos", razona. "Pero no es un lobby", insiste. Igual de tajante se muestra Margarita Alonso, del IE Business School. "Crear un grupo de presión sería imposible, porque en la escuela hay mucha diversidad. La gente está muy ocupada, y no siempre hay tiempo para marcar tan profundamente a los directivos para que salgan con un patrón similar. De aquí han salido directivos para empresas de infraestructuras y para discográficas. Nada que ver", mantiene.
Alumni
- Casi todas las universidades de España y centros reconocidos tienen asociaciones de antiguos alumnos.
- Las agrupaciones de las escuelas de negocios, llamadas alumni, son las más activas.
- Esade tiene en su agrupación cerca de 15.000 miembros, casi el 40% de los que fueron alumnos. La cuota anual es de hasta 200 euros.
- En el IESE los antiguos alumnos pagan entre 174 y 400 euros. Se organizan en chapters (clubes) por todo
el mundo. Organizan 220 conferencias al año para ellos.
- IE Business School incluye en su asociación a todos los ex alumnos. Su presupuesto, de dos millones de euros, lo sufragan los nuevos estudiantes.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.