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Columna
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Ladrón de bicicletas

La prensa ha reflejado estos días la intención del Ayuntamiento de Valencia de empezar a aplicar lo dispuesto en la ordenanza municipal de circulación viaria que le permite sancionar con 50 euros, y retirar de la vía pública, a aquellas bicicletas que estén candadas a cualquier elemento del mobiliario urbano, estableciendo así un procedimiento similar a la retirada de vehículos por la grúa municipal. Y da la impresión de que Kafka haya tomado posesión del bastón de mando de nuestro Ayuntamiento sin habernos enterado.

¿Alguien se ha preguntado por qué es necesario en Valencia candar las bicicletas (y hasta los sillines) al mobiliario urbano? ¿No será porque las roban? ¿Y qué hace la Policía Municipal para evitar estos robos? Más bien poco. No hay más que pasearse por los alrededores del estadio de Mestalla un domingo a primera hora para ver un mercadillo donde se venden impunemente las bicicletas robadas. Cómo no acordarse de la magnífica película italiana Ladrón de bicicletas.

El Ayuntamiento aduce que hay suficientes aparca-bicis por la ciudad, pero no hay más que visitar cualquier ciudad de los Países Bajos (una estación por ejemplo) para ver las pequeñas diferencias.

Dice la normativa que la bicicleta se retirará a un garaje donde podrá ser recuperada por el dueño previo pago de la sanción. ¿Alguien puede explicar cómo se acreditará ser propietario de la bicicleta, puesto que no hay matrículas? ¿Se la entregarán al primero que pase y diga que le han retirado una bicicleta de color azul? ¿Alguien ha pensado que, a diferencia de la grúa municipal de coches, en este caso el servicio municipal tendrá que causar un daño material al bien retirado de la vía pública, ya que, como poco, habrá que romper el candado?

Tampoco guarda relación la sanción propuesta (50 euros + 20 euros del candado roto) con el valor del bien retirado. Muchas de las bicicletas que circulan por Valencia valen menos de 100 euros. ¿Se imagina alguien una sanción de la grúa municipal por el 70% del valor de un coche nuevo? ¿Quién iría a retirar el coche?

La aplicación de esta ordenanza perjudica a muchos de forma directa, especialmente jóvenes y con pocos medios, a todos indirectamente porque redundará en mayor uso del coche con el consiguiente aumento de polución y atascos de tráfico, y solo beneficia a uno: la empresa concesionaria del servicio Valenbisi, que verá aumentada su demanda de forma considerable.

Todavía estamos a tiempo de tener sentido común con la aplicación de la ordenanza y evitar que nuestro muy querido Ayuntamiento se convierta, como en la película, en el mayor ladrón de bicicletas.

Arturo Miquel es ingeniero.

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