La eficacia de un emprendedor

Cuando comenzaron los ensayos del musical Mamá, quiero ser artista, el gran éxito de Concha Velasco y Paco Valladares, Concha me sugirió la idea de que Paco Marsó podría ser un buen jefe de producción de este musical. Por supuesto, accedí, primero porque me lo pedía mi amiga Concha, y después porque conocía a Paco de siempre y sabía de su carácter emprendedor, que nos sería de gran eficacia en un espectáculo grandioso y difícil a la vez. No me equivoqué. Paco fue un jefe de producción excelente. Recuerdo cuando buscamos y encontramos ladrillos translúcidos para una pasarela de cristal, que por vez primera se utilizó en el teatro.

También, entre otras muchas cosas, encontró la manera de realizar las tres escaleras metálicas e hidráulicas que ocupaban la escena y que subían y bajaban al compás de la música, según el proyecto de Emilio Burgos. Durante el día, Juanjo Arteche y yo terminábamos el libro del musical y a partir de las seis de la tarde comenzaban los ensayos. Recuerdo que a las 12 llegaba Paco sonriente y generoso, como siempre, con una intendencia de bocadillos y refrescos para todos. Después, con fuerzas renovadas, seguíamos ensayando hasta las tantas. Claro, eran otros tiempos. Tiempos felices para Concha y Paco. Tiempos felices para todos. El espectáculo fue un éxito, y cuando salió de gira por España, gira de tres años, Paco y Concha se hicieron cargo de la producción total como empresa. Así fueron los magníficos comienzos de Paco como productor de teatro.

Seguimos la amistad y la colaboración, estrenando la obra del dibujante francés Lauzier titulada El aperitivo. Más tarde me llamó para la gran reposición de Los buenos días perdidos, la magnífica obra de Antonio Gala. Recuperamos el boceto de Nieva, y a la genial e inolvidable Mary Carrillo. Volvió a tener el éxito de siempre.

Paco y yo seguíamos viéndonos. Hace unos seis meses me dijo que quería volver a interpretar, que si tenía yo un buen papel en alguna obra no dudara en llamarle. Ya sabemos que comenzó en el teatro siendo actor. Sentía nostalgia. La última vez que hablé con él fue hace dos meses. Una tarde de domingo me llamó para preguntarme qué tal resultaría reponer una obra de Jardiel Poncela. Yo le advertí de que, en estos tiempos, salir con 15 actores era muy arriesgado. Dijo que se lo pensaría. Seguía con su idea de producir teatro, como en los mejores tiempos. Era de una gran generosidad en sus producciones. Yo creo que seguía con la idea hasta el último momento.

Ángel Fernández Montesinos es director de teatro, zarzuela y ópera.