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Reportaje:

El luto íntimo de Maradona

En su 50º cumpleaños, "el más triste", el astro dice que le han dejado "sin nada que celebrar" tras su destitución como seleccionador argentino y la muerte de Kirchner

Alejandro Rebossio

Diego Armando Maradona es un personaje histriónico. Para bien o para mal, el mejor futbolista argentino de la historia convierte en una hipérbole todo aquello que le rodea. Ayer cumplía 50 años. El aniversario podía resultar una oportunidad para un fiestón por todo lo grande o para quedarse en casa sumido en una depresión. No hay términos medios cuando de Maradona se trata y el astro no está ahora ni mucho menos para confetis. Ayer no quería celebrar nada. Quería que el mundo le dejara en paz.

Siente Maradona el pinchazo de dos pérdidas recientes. "Algo dentro del pecho que no me deja festejar nada", resumió en una entrevista en Olé. Su adiós a la selección argentina y la muerte del ex presidente y amigo Néstor Kirchner han dibujado dos cicatrices en su interior. "Es el cumpleaños más triste de mi vida, el que no quiero festejar. Me insistieron para celebrarlo, pero no me quebraron. Voy a estar con mi vieja. Vendrán a saludar mis hermanos, suegros y sobrinos, pero después me voy a mi casa. El regalo soñado no lo voy a tener porque el mejor regalo habría sido seguir al frente de la selección", zanjó.

"Conmigo, Messi fue feliz. Le entendí como nadie. Hablábamos mucho mano a mano"
"Los jugadores me pidieron que me quedara, pero a la semana estaba fuera"

Los lazos con el matrimonio Kirchner han sido muy fuertes. Néstor le había respaldado de tal forma que incluso pidió que le mantuvieran en el cargo después de la humillante derrota contra Alemania en los cuartos de final del Mundial de Sudáfrica (4-0). Tras su muerte, Maradona acompañó a la presidenta Cristina Fernández en los funerales. Fue después de que el presidente de la federación argentina, Julio Grondona, dictara su defunción como seleccionador. "Cuando quedamos fuera del Mundial, empecé mi luto íntimo. Yo me imaginaba ahora con el buzo [sudadera]. Haber quedado sin posibilidades me dolió mucho. Yo luché mucho por los jugadores y lo seguiré haciendo, aunque muchos no hayan hablado. Los 40 días en Sudáfrica fueron maravillosos. Por eso digo que nos debemos una charla con todos", añadió.

Maradona sigue siendo su propio cronista del Mundial sudafricano. Según él, la gran estrella, el barcelonista Messi, vivió en un estado de gran felicidad pese a que no marcó ningún gol, y entre ambos hubo una complicidad como la de un padre con un hijo. "Conmigo fue feliz. Yo le entendí como nadie. Y si el Checho [Batista, el nuevo seleccionador] dice que ahora Messi es feliz es porque se disfrazó de payaso, porque el Checho no puede hacer feliz a nadie. Que no me jodan. Yo respeto hasta que me falten al respeto. A Lío, ahora que tengo tiempo, seguramente le voy a ir a ver a Barcelona y hablaremos como lo hicimos muchísimas veces en mi habitación, mano a mano los dos. A él le pasaban las cosas que me pasaron a mí. A nivel familiar, en los partidos, exactamente igual. Yo le conté mis experiencias. Luego, él tuvo en Sudáfrica muchas más situaciones de gol que yo en México, en 1986, y no pudo marcar ninguno. Yo tuve el culo [suerte] de que, cuando había que definir, la pelota iba dentro del arco. Él lo hacía como yo y, si no era figura el arquero, pegaba en el palo", explicó Maradona en Olé; "cuando Grondona hizo la charla en el vestuario después de la eliminación, el llanto de Lío era más fuerte que sus palabras".

Según Maradona, los futbolistas siempre estuvieron a su lado. Cuenta Diego que Messi, Agüero y Maxi Rodríguez le reclamaron su continuidad: "Me pidieron que me quedara y yo les dije que iba a ver. Vinieron todos. Parecía que habíamos ganado la Copa del Mundo. Pero a la semana yo ya estaba fuera".

Maradona, fiel a su carácter, ha sembrado de tantos amigos como enemigos su camino. En la entrevista cargó también contra el director deportivo de la federación, Carlos Bilardo, al desmerecer su oficio como entrenador. Para Maradona, el mejor equipo en el que jugó fue el Nápoles y no la selección argentina de 1986 porque Bilardo "ni entrenaba": "Lo que decía no lo entendíamos. Nunca me dio una orden o una forma de jugar. Que no mienta".

El Pelusa es un hombre de ideas claras. Su mejor entrenador, dice, fue César Luis Menotti. Sus jugadores preferidos, Riquelme, Zidane, Romario, Ronaldinho, Messi, Caniggia, Baggio y Van Basten. Su mejor gol, el maravilloso eslalon ante Inglaterra en México -el segundo, uno al Madrid con el Barcelona en el que regateó a San José y este "se rompió los huevos" contra un poste-. Ahora lame sus heridas. La separación de Argentina y la muerte de Kirchner. "No estoy muerto, me siento entero", confesó, "pero no estoy para festejos".

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