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Reportaje:FÚTBOL | Novena jornada de Liga: Hércules-Madrid

Esperando al Madrid sin luz ni agua

El Hércules no se entrena en protesta por las carencias de su estadio y del campo de prácticas

La plantilla y el entrenador del Hércules lanzaron ayer un órdago a sus dirigentes. En la última sesión antes de enfrentarse esta noche al Madrid, los jugadores se negaron a entrenarse a la hora prevista. Y es que volvieron a encontrarse con un vestuario sin agua ni luz antes de la práctica por culpa primero de una rotura en el Rico Pérez y después en la canalización hasta los vestuarios prefabricados del campo de entrenamiento de Fontcalent, el único del que dispone el club aparte de su estadio.

Esteban Vigo tenía previsto entrenar a su equipo a puerta cerrada en el Rico Pérez, pero la rotura de una bomba de agua hizo que ordenara el traslado a Fontcalent, donde, como no estaba previsto que acudieran, no había nadie. Además, este campo se nutre de la energía que proporcionan dos generadores y uno de ellos no funcionaba. Como no podía disponer de inmediato de corriente eléctrica ni de agua caliente suficiente para todos, el técnico consultó con los jugadores. "Hemos tomado la decisión de no entrenarnos", dijo de forma consensuada ante una situación que no fue más que la gota que colmó el vaso de la paciencia colectiva.

Los jugadores sumaron para entrenarse 1.000 kilómetros en autobús durante el último mes
"Piden algo razonable", dice Enrique Ortiz, que quiere edificar en suelo protegido

La zona donde se ubica el campo de prácticas del conjunto alicantino está en el paraje natural protegido de Fontcalent. Esta es la razón por la que no se puede construir una edificación estable y los jugadores se cambian y duchan en unos módulos prefabricados. Hasta ayer, cuando explotaron para llamar la atención de Enrique Ortiz, el dueño del club, y de los medios de comunicación. Por la mañana se encontraron con que una acometida que proporciona agua potable a las instalaciones había reventado y se plantaron. Ante la estupefacción general, se negaron a entrenarse y forzaron una reunión con Ortiz. A la salida, este se metió en otro jardín prohibido. "La intención es hacer un vestuario digno. Vamos a intentar compaginar lo del permiso con la construcción para que en 15 o 20 días tengamos aquello [el campo de entrenamiento] en condiciones", anunció pese a que no puede edificar en suelo protegido. "Si hay que hacer un proyectito, como mínimo se tarda un par de semanas", reconoció; "los jugadores piden lo razonable".

Por la tarde, toda la plantilla se entrenó con normalidad en el Rico Pérez a puerta cerrada, como estaba previsto, pero dejaron al descubierto una situación que contrasta con la pretensión del consejo de administración de estabilizar al Hércules en la élite, para lo que se dispone de un presupuesto de unos 40 millones de euros. Se han invertido más de seis en 10 fichajes, entre ellos Trezeguet, Drenthe y Nelson Valdez, pero no se han dispuesto instalaciones en condiciones para cuidar los detalles deportivos.

Lo cierto es que en las últimas semanas el Hércules se ha entrenado montado en autobús. El último mes, los jugadores tuvieron que recorrer más de 1.000 kilómetros porque el estado del césped del campo en el que se entrenan no reunía las mínimas condiciones. Tampoco los barracones habilitados como vestuario ni las duchas, donde no es la primera vez que falta el agua.

Desde el 8 de septiembre, el club ha hecho peregrinar a sus jugadores desde el Rico Pérez hasta unas instalaciones deportivas en L'Alfàs del Pi, a casi 50 kilómetros, alternando con algunos entrenamientos en Fontcalent, que dispone de una hierba muy castigada por un uso intensivo del campo. El Hércules ha llegado a viajar a L'Alfàs hasta tres veces por semana y los jugadores se habían quejado y advertido al club repetidamente de tan penosas condiciones.

Ortiz consiguió ayer terminar la mañana reconciliado con una plantilla más que enfadada con sus condiciones laborales. Y eso que el Hércules se ha convertido en la única vía de escape para un empresario vinculado al mundo inmobiliario y que está presuntamente salpicado por el caso Brugal, una auténtica metástasis de corrupción en la provincia de Alicante. De su deriva trascendieron algunas conversaciones de Ortiz con jugadores y personas relacionadas con el club y sus empresas en las que se advertía de la posible compra de partidos en la recta final de la temporada pasada, cuando el Hércules luchaba por el ascenso a la Primera División, que consiguió. Hoy recibe al Madrid, y sigue convertido en el club de los líos.

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