"Jo estimo molt Catalunya"
El periodista Iñaki Gabilondo recibe en Madrid el premio Blanquerna de manos del presidente José Montilla
Iñaki Gabilondo se quedó sorprendido cuando supo que le habían concedido el premio Blanquerna, otorgado por la Generalitat, "por el respeto mostrado a Cataluña" en el ejercicio de toda su trayectoria profesional como periodista. Luego se quedó pensando, y ya entendió qué significaba respeto en la justificación de su premio. Lo explicó ayer ante el presidente José Montilla y ante el ministro de Educación, a la sazón su hermano Ángel. También explicó qué parte de su sangre es catalana.
En el auditorio, el Círculo de Bellas Artes, frente al centro cultural Blanquerna, de la Generalitat, había numerosos profesionales, muchos de ellos ligados al Grupo PRISA, cuyo presidente, Ignacio Polanco, estaba en la mesa presidencial. Gabilondo fue una de las figuras más destacadas de la cadena SER; hasta el pasado año estuvo al frente del informativo de la noche de Cuatro y ahora dirige y presenta Hoy, un magacín fundamentalmente político de las noches de CNN+.
"Si lo mío es respeto a Cataluña, eso significa que otros no la respetan"
Gabilondo valora mucho este premio, dijo nada más empezar el almuerzo sobrio (y catalán) con que fue agasajado: "Me costó entender lo del respeto. Hasta que, pensándolo bien, me dije: 'Si lo mío es respeto a Cataluña, eso significa que otros no la respetan". Y mirándolo bien, el veterano periodista (una síntesis de cuya inabarcable carrera pusieron en vídeo) sacó la conclusión de que, en efecto, "frente al amor y la consideración que tenemos muchos por Cataluña, hay mucha falta de respeto por ese territorio".
"Yo estimo mucho a Cataluña", dijo Gabilondo, "y soy consciente del daño que se le ha hecho" en este universo de dimes y diretes políticos que se han puesto de manifiesto sobre todo a partir de la discusión del Estatuto. En ese amor por Cataluña hay una gota de catalán que se advierte en el nombre completo de Iñaki: Iñaki Gabilondo Pujol. "Ese Pujol es de mi bisabuelo, que hizo una guerra, volvió a Horta de Sant Joan para enterarse de que su novia de siempre se había casado con otro, y regresó a Euskadi, a buscar a los amigos con los que había batallado. Y, ¡plan!, ahí surge ese Pujol en mi familia".
Pero no solo por eso ama a Cataluña. Y la respeta. Sabe que la palabra respeto, en medio de "estas trifulcas cívicas, en medio de los rozamientos y las fricciones, será una virtud que se puede convertir en un elemento primordial" de la convivencia española de los próximos años.
Fue muy breve pero muy contundente el galardonado. Montilla estuvo de acuerdo; respeto es la palabra que hace falta para entender el porvenir de esta relación que algunos marcan unas veces como centrífuga y otras como centrípeta. "La tensión", había dicho Gabilondo, "va a aumentar en los próximos años; este país no va a parar quieto; vamos a tener un territorio muy móvil por el que vamos a tener que transitar con serenidad y con respeto".
Para Gabilondo, cuyo discurso fue improvisado (Montilla leyó el suyo, pero se fue del guión para mostrar su acuerdo con el premiado), "lo fundamental es acabar con la teología política que practican los que se pasan el día buscando en los demás la esencia que tienen de español. España necesita un concilio", exclamó, para afirmar luego: "Esta historia que viene nos va a reclamar, en vez de enfrentamientos, convivencia, civismo y respeto. Si no lo logramos no solo estaremos en el segundo pelotón de Europa, sino que podremos estar en el pelotón de los torpes".
Para definir a Gabilondo como periodista, Montilla agrupó estos sustantivos: "Rigor, veracidad, pasión, vocación de servicio, devoto de la tolerancia, compromiso cotidiano".
A lo largo de 17 convocatorias, el premio lo han obtenido, entre otros, Adolfo Suárez, Octavio Paz, José María Martín Patino, Javier Tusell, Jorge Sem-prún, Antonio Garrigues Walker y Javier Pérez Royo.
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