Xavi y Busquets, imprescindibles
El Barça no tuvo hilo de juego en la medular y los delanteros se quedaron sin munición
Muy de vez en cuando, el Barça de Guardiola, ganador de seis títulos en 2009 y campeón de Liga el año pasado con el récord de 99 puntos, concede resultados sorprendentes. Le ha pasado con el Numancia, el Rubin Kazán, el Espanyol, el Mallorca o Osasuna, y el sábado ante el Hércules: 0-2. Los azulgrana perdieron en el estreno liguero en el Camp Nou por vez primera desde los tiempos de Venables (1987) cuando el Sevilla se apuntó el triunfo: 1-2. La exigencia es cada vez mayor y cualquier mal resultado se escruta como si fuera el síntoma de una posible decadencia. La peculiaridad de la derrota con el Hércules es que llegó después que el técnico anunciara que el objetivo del equipo esta temporada es atacar mejor, y resultó que apenas remató, las ocasiones fueron pocas y su marcador se quedó a cero. Nadie dio pie con bola. Faltó concentración, intensidad y fluidez, y su fútbol resultó previsible, sin ingenio ni chispa, a veces hasta torpe.
- Factores externos. El peor enemgio es el virus Fifa: solo ha ganado cuatro de los 17 partidos disputados tras un parón liguero. Tampoco le benefició el mal estado del céped. Y se sabe que le cuesta remontar un marcador.
- Una alineación rebajada. A Guardiola se le fue la mano con la formación por más justificadas que estuvieran algunas ausencias por precaución o lesión. Tocó todas las líneas y el equipo quedó desnaturalizado porque le faltó contundencia (Puyol), estilo (Xavi), chispa (Pedro) y juego posicional (Busquets). Hoy se cumplen dos años del debut de Busquets en el partido contra el Racing y su presencia, tanto en el equipo como en la selección, se revela tan capital como la de Xavi, titular en Santander hasta que se resolvió el partido. El juego no tuvo hilo. Hay jugadores que no tienen sustituto, algunos más importantes que otros, y cada vez que se dé un mal resultado se insistirá en que la plantilla es poco profunda.
- Mal papel de Messi. Por más limitada que fuera la alineación, jugadores como Messi e Iniesta se suponen decisivos para resolver un partido con el Hércules. Tanto el uno como el otro tuvieron una actuación muy discreta. Triunfador por fin con Argentina, La Pulga se perdió con los cambios de demarcación y estuvo ausente, muy por debajo del cartel que se ha ganado después de dos años extraordinarios. Tampoco apareció Iniesta, falto de socios por detrás y por delante. Iniesta no pudo acelerar, Messi no supo regatear y a Xavi, cuando jugó, ni siquiera le salió la pelopina, el giro sobre si mismo que tanta admiración despierta en compañeros y rivales.
- Abidal y Mascherano. Aparentemente Abidal es un zaguero poco elástico para jugar de central y combina mal con Piqué. O se le ve demasiado rígido o se pierde en la marca como pasó en el 0-2. Guardiola ha preferido sorprendentemente al lateral ante Puyol, Milito o Fontàs en una decisión controvertida. El debut de Mascherano pareció tan forzado como frustrante porque ralentizó el juego en ataque y defensivamente penalizó mucho: una tarjeta y una falta que costó el 0-1 y, además pudo suponer su expulsión. Mezcló mal, por otra parte, con Keita en la zona neurálgica de la cancha. El equipo no tuvo velocidad física ni mental, el juego interior fue escaso y apenas hubo asociaciones y triangulaciones. Al Barcelona le cuesta encajar a los futbolistas diferentes: ya pasó con Ibrahimovic y ahora afronta el reto de integrar a Mascherano. Al mismo tiempo, por contra, echa de menos a jugadores con capacidad para acelerar el juego como Cesc, al que para nada afectó el partido Argentina-España a diferencia de sus ex compañeros barcelonistas.
- Mala mezcla. Los delanteros no permutaron bien sus posiciones y no tuvieron munición.. Villa cae excesivamente en posiciones de fuera de juego y Bojan es insustancial cuando no marca. Los puntas no dieron profundidad a una línea de medios escasa en el pase.
- Estrategia. El equipo ha perdido altura por la salida de Chigrinski, Márquez e Ibrahimovic y sufre en las jugadas de estrategia. Las defiende mal y no las aprovecha cuando son a su favor. También le cuesta tener variantes ofensivas. Aplica el mismo plan y no cambia de marcha, no tiene alternativas, de manera que los contrarios saben como defenderle, y más cuando los cambios afectan su mecánica de juego. Los técnicos se pasan la fórmula de Mourinho en el Inter-Barça como antídoto.
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