Los socialistas se suman al boicot de los sindicatos a la industria láctea

Unos 15.000 cargos públicos y militantes del PSdeG-PSOE recibirán en los próximos días una circular para que secunden el boicot a los productos de las industrias Leche Río, Lactalis y Leche Celta. El PSdeG entiende que con su política de precios a la baja en origen "extorsiona" a los productores que se ven abocados "a la ruina". Así lo anunció ayer, dentro de una jornada especialmente movida en el sector lácteo, el secretario de organización de los socialistas, Pablo García.

Como en sus mejores tiempos de sindicalista agrario, García asumió el boicot que preconizan los principales sindicatos agrarios y la Asociación Galega de Cooperativas Agrarias (AGACA), para que los más allegados al partido que representa no compren productos de estas industrias que pagan "un precio injusto" a los ganaderos. Amparándose en que para los socialistas el lácteo es "un sector estratégico de verdad", García se mostró concluyente cuando aseveró que ante una situación como ésta "no puede haber medias tintas". García denunció que el conselleiro de Medio Rural, Samuel Juárez, "no está a la altura".

El PSdeG califica el sector ganadero de "estratégico de verdad"

Mientras, las instalaciones que posee la multinacional francesa Lactalis en Vilalba permanecen  bloqueadas desde el miércoles. Ayer se reproducía la misma situación ante la factoría de Leche Río en el polígono industrial de  O Ceao en Lugo y en la sede de Leche Celta en Pontedeume (A Coruña). Además, sindicalistas y ganaderos, que hoy darán por concluido un calendario de movilizaciones de 3 días, volvieron a protagonizar otra acción informativa en grandes superficies comerciales de Lugo y Ferrol, donde colocaron carteles para advertir al consumidor que "estas marcas engáñanche e destrúen o sector lácteo". Los sindicatos están dispuestos a continuar con el boicot informativo e incluso anunciaron su predisposición a "explorar nuevas vías para trasladar la información". Además, hoy se comprobará si se consuma la advertencia que ayer trasladó el director general de Lactalis, Aurelio Antuña, cuando aseveró que si no cesa el bloqueo de la planta vilalbesa, tendrán que dejar de producir y recoger leche fresca.

Antuña no entiende que estas tres industrias se hayan convertido en el centro de los ataques, por lo que sostiene que se trata de "medidas interesadas". Desde luego, no admitió la política de precios esgrimidas por quienes convocan las movilizaciones. "No pagamos menos que la mayor parte de las industrias en Galicia", observó. Antuña centró el problema en una cuestión de "productividad y precio de venta", y advirtió de la entrada en el mercado gallego de un nuevo competidor "que está tirando a la baja y los demás tenemos que seguirle para no cerrar las fábricas". Se refería a Alimentos Lácteos, la empresa con base cooperativista que transforma leche en instalaciones alquiladas a Leche Pascual en Outeiro de Rei. También explicó que ayer, Alimentos Lácteos puso producto a la venta a 39 céntimos el litro. "Si alguien vendiendo a 39 céntimos  puede comprar a un precio alto que me explique la fórmula", enfatizó.

No compartió estas declaraciones el responsable del sector lácteo de Unións Agrarias (UU AA), Javier Iglesias, quien ayer regresó a Galicia sintiéndose "ninguneado" por la ausencia de las industrias en una reunión que se celebró en el ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino, para realizar un seguimiento sobre la evolución de los contratos homologados, en estos momentos, únicamente un 22% de la cuota disponible.En 15 días volverán a reunirse y allí los sindicatos esperan encontrarse con "representantes de verdad" de las transformadoras y no únicamente, como ayer, con el director general de la Fenil, Luís Calabozo, que "no tiene capacidad de decisión".

Sobre lo apuntado por Antuña fue concluyente: "Parece mentira que una multinacional como Lactalis que recoge más leche en Francia de la que se produce en España se ponga con estas tonterías". De la incursión en el mercado de Alimentos Lácteos dijo: "No tiene sentido que una multinacional que acaba de invertir más de 600 millones en la compra de Puleva hable de la gestión de un pequeño grupo de cooperativistas".