Elvis sale a subasta
Memphis recuerda la muerte de 'El Rey' con subastas y encuentros
El pasado enero Elvis Presley habría cumplido 75 años. El Rey, uno de los padres del rock & roll cuyo contoneo de caderas hizo temblar a la puritana América, alcanzó la cima a los 25 y a los 30 era el artista mejor pagado de la historia. El fulgurante ascenso del muchacho sureño de voz aterciopelada, mohín, tupé y patillas tocó a su fin la mañana del 16 de agosto de 1976, cuando apareció muerto por sobredosis en el baño de mansión Graceland.
Más de tres décadas después de aquello, su mito sin embargo goza todavía de excelente salud gracias a sus devotos seguidores, un peculiar colectivo que no conoce fronteras de edad o nacionalidad y que constituye una categoría en sí mismo. Y así, un año más los fans del Rey han vuelto a reunirse esta semana en Memphis (http://www.elvisweek.com/), para rendir homenaje a su ídolo. Desde el pasado martes se celebran conferencias, encuentros con viejos conocidos de Elvis, una vigilia, conciertos y visitas-concurso a su casa de Graceland en las que los participantes deben ir respondiendo preguntas sobre la vida, obra y costumbres del cantante.
En el Hotel Peabody, apenas a 10 minutos en coche de la mítica mansión, está programado uno de los acontecimientos más esperados de estas jornadas, la subasta de 271 piezas relacionadas con Elvis. Los lotes preparados van desde un bote con pelo del Rey, hasta los discos de oro que recibió su manager Coronel Tom Parker de RCA por las ventas de Don't be cruel, hit que ocupó el número uno en las listas de ventas durante 11 semanas y vendió cuatro millones de copias. Entre lo más personal se encuentran las cartas de 1958 a Anita Wood, una de sus primeras novias desde el frente, en las que se refiere a ella como little (pequeña) y le pide que no haga caso de los rumores de la prensa -"leas lo que leas recuerda que soy tuyo, tuyo, tuyo..."-. Pero sin duda, uno de los objetos más preciados en la puja es el piano Knabe blanco con ribetes de oro que ocupó el salón de Graceland, cuyo precio de salida estaba estimado en medio millón de dólares (unos 392.000 euros). Construido en 1912, el instrumento ocupó el escenario del Ellis Auditorium (por el que desfilaron desde Duke Ellington hasta Count Basie), hasta que Elvis se hizo con él en 1957. Encargó entonces que lo repintaran y añadieron los toques dorados y encargó un asiento a juego. En 1969 fue sustituido por el piano dorado que Priscilla le regaló al Rey en su primer aniversario de boda.
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