El Estado paga

Albania ha sido uno de los países que mejor ha soportado los efectos de la crisis económica en los Balcanes. Ha crecido un 3% en 2009 según los datos del Fondo Monetario Internacional (FMI), solo dos puntos menos que su media de la década. Las mismas cifras del FMI pronostican un desempeño del 2,3% para este curso, a pesar de las optimistas previsiones gubernamentales que hablan de un 4,1% de alza en este mismo indicador, todo ello a pesar de la grave crisis institucional por la que atraviesan sus instituciones políticas.

El conservador Sali Berisha se mantiene en el poder sin Parlamento, un año después de las elecciones impugnadas por supuesto fraude por el Partido Socialista. La oposición, que ya se ha sentado a negociar, impugnó la conformación del Congreso hace seis meses, lo que mantiene prácticamente paralizada la toma de decisiones y las reformas que apunten hacia una mayor apertura de una economía muy centralizada y que busca la llegada de mayor inversión extranjera para consolidar su crecimiento en el mediano plazo.

Pese a que una crisis política se superpone a la económica, el PIB crece un 3%

Durante la crisis, la economía albana se ha sostenido fundamentalmente gracias a los importantes recursos destinados por el Estado para mantenerla productiva y al peso del Ejecutivo en las cuentas, lo que les ha blindado frente a la volatilidad internacional. En 2009 el sector público de Albania aumentó un 23% los gastos y solo en un 6% los ingresos, lo que se tradujo en un déficit del 6,4% del PIB. El Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo ya advirtió a finales de 2009 que el Gobierno debía "supervisar sus gastos si sus ingresos no aumentaban".

Frente a estos datos el Gobierno ha indicado que a partir del próximo curso se producirá un fuerte recorte en el gasto público en los presupuestos equivalente a 285 millones de euros de los cuales 146 millones corresponderán a inversiones públicas. El Estado defiende además que los niveles de deuda siguen siendo aceptables. En 2010 la deuda pública cerrará en el 59,5% del PIB, un nivel que "no causa ningún perjuicio a la economía", según el ministro de Finanzas, Ridvan Bode. El objetivo es que en 2013 el nivel de deuda baje al 54%.

No obstante, pese a estos anuncios el Estado sigue adelante con su ambicioso plan de modernizar las deficientes infraestructuras del país y con la intención de elevar este año los salarios de buena parte de la población. Este proyecto se sustenta en unas optimistas previsiones de ingresos para este año impulsadas por la exportación de energía eléctrica a sus vecinos en los Balcanes. No obstante, el FMI ha vuelto a advertir que estos ingresos podrían verse reducidos por el recrudecimiento de la crisis económica internacional y ha pedido mantener el déficit fiscal por debajo del 4%.

La solución para los organismos internacionales apunta a mejorar las condiciones para la llegada de inversión extranjera, lo que a juicio del FMI requiere políticas macroeconómicas flexibles y mayor fortaleza del sector financiero -muchos de los albaneses transfirieron sus depósitos al extranjero al estallar la crisis- a través de políticas prudentes que refuercen la estabilidad financiera transfronteriza. Mientras Albania se mantiene como uno de los países más pobres de Europa con un 12,4% de la población viviendo por debajo de este umbral y con una tasa de desempleo que supera los dos dígitos. -