Bernard Giraudeau, actor francés, escritor y marinero

Bernard Giraudeau era de los que prefería utilizar la palabra cáncer antes que hablar de una larga enfermedad. El actor, cineasta y escritor hizo de sus 10 años de lucha contra el cáncer -primero de riñón y luego de pulmón- su último gran combate público. La última representación del francés en el teatro fue interpretando a Ricardo III en el año 2005. Una recaída le obligó a tomarse la jubilación anticipada. Murió el fin de semana pasado en un hospital parisiense, a los 63 años.

Giraudeau nació el 18 de junio de 1947 en la ciudad costera de La Rochelle. Nada parecía predestinarle a la carrera artística en la que su carácter aventurero e impulsivo le llevó a labrarse un camino que no seguía ningún esquema. Hijo de un padre militar, cuyas largas ausencias sufrió de pequeño, dejó a los 16 años la escuela para embarcarse en la Marina con un contrato de aprendiz de mecánico. Tras varios años saciando su sed de viaje en los que dio dos veces la vuelta al mundo, se dedicó a la interpretación.

Diplomado del Conservatorio Superior de Artes Dramáticas, se estrenó en las tablas de los teatros, donde triunfó a partir de los años setenta, alternando papeles en obras que iban desde las más clásicas hasta las más contemporáneas. En 1973, empezó su carrera en el cine con Dos Hombres en la Ciudad, de José Giovanni, junto a Jean Gabin y Alain Delon, de quien algunos le consideraban sucesor por su atractivo físico.

Giraudeau alternó los estilos y rodó con cineastas como el francés Claude Pinoteau o el italiano Ettore Scola. Fue candidato cuatro veces al César de interpretación por El matasanos (1980), de Pierre Granier-Deferre; Ridicule: nadie está a salvo (1995), de Patrice Leconte; El hijo preferido (1997), de Nicole Garcia; y Cuestión de buen gusto (2001), de Bernard Rapp. También participó en varios telefilmes de éxito y, a partir de los años ochenta, alternó su carrera de actor con la de realizador. En sus últimos años, se volcó con éxito en la escritura.

Sus familiares y amigos le recuerdan como un hombre fuerte y comprometido. Hace apenas dos meses, en una entrevista al diario Libération, repasaba sin tabúes su lucha contra el cáncer. Ya muy debilitado, el actor estaba apoyando una campaña de concienciación de la asociación de ayuda a los enfermos de cáncer Maison du Cancer. Al evocar el sufrimiento de la enfermedad admitía: "Hay un momento en el que te apetece estar tumbado, tranquilo, y decir adiós...".