Riña por el control del Fadrí
Un libro revela las tensiones entre la Iglesia y el Ayuntamiento de Castellón en el siglo XIX por el control del campanario de la ciudad
"La Iglesia no ha podido ver nunca con calma que las campanas se hallen bajo el poder de una corporación civil". Con esta frase explica Juan Antonio Balbás, el origen de los múltiples litigios que mantuvo la iglesia con el Ayuntamiento de Castellón por el poder sobre el campanario de la ciudad, de titularidad municipal y conocido como El Fadrí, precisamente por su soltería, ya que no está anexo a la concatedral.
Balbás cuenta, en Casos y cosas de Castellón, varios de estos enfrentamientos. Y se recrea especialmente en uno que describe como si de una escena de humor se tratara, con seis clérigos cogidos a las campanas, si no fuera porque algunos de sus protagonistas iban armados. Ocurrió "en la tarde del 11 de noviembre de 1775". La Iglesia, como en otras ocasiones, mandó voltear las campanas anunciando la entrada de un obispo. Pero, en este caso, topó con un gobernador empeñado en mantener el dominio del campanario, por lo que mandó amenazar al campanero, a lo que éste contestó que él "a quien tenía que obedecer era al ayuntamiento, pero que arriba había seis clérigos cogidos a las campanas dispuestos a tocarlas a viva fuerza".
Seis clérigos se colgaron de las campanas para recibir al obispo
El gobernador mandó a nueve hombres para recuperar la torre
Ante la prueba de fuerza, el gobernador envió a nueve hombres del regimiento de caballería, lo que, tal como explica Balbás, provocó un importante revuelo a los pies del campanario. El cruce de amenazas y acusaciones de soborno acabó pacíficamente, pero el litigio no fue el único ni el último y se prolongaron hasta reproches del tipo: "¿Qué pretenden? Nada menos que despojar a este ayuntamiento del campanario y campanas y del derecho a nombrar campanero (...) ¡Qué mayor temeridad!", como el que espetó el Ayuntamiento al clero en 1779.
La reedición facsímil de Cosas y casos de Castellón ha sido publicada por el Ayuntamiento y en el libro se recogen las "verdaderas necesidades de nuestra ciudad, las preocupaciones de los vecinos y vecinas", tal como dijo el alcalde, Alberto Fabra.
Los derechos adquiridos por los regantes a lo largo de los siglos, los presupuestos municipales de principios del XIX y la amenaza para la salud pública de aguas estancadas son otros de los temas que narra Balbás, un alicantino de nacimiento, académico de la Real Academia de Historia de San Fernando y Real Academia de Bellas Artes de San Carlos, que murió en Castellón en 1903 y cuya recopilación de escritos fue editada por primera vez en 1884, por la histórica Armengot.
Pero como dice el autor al final del capítulo Una cuestión ruidosa, "basta ya de campaneo que nuestros lectores estarán hartos de tanto ruido".
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