Un favor al fútbol
Uruguay y México, a las que les valía el empate, se niegan a cualquier pucherazo - La celeste evita a Argentina en los octavos
Con Argentina a la vista, nada de pucherazo. Bendita Uruguay y bendita México. A las dos les bastaba un punto para certificar el pase a los octavos de final y bien pudieron abochornar al fútbol como lo hicieron en 1982 Alemania y Austria, que pactaron un 1-0 en Gijón y, entre besos y arrumacos de unos y otros, fulminaron a Argelia. Entre uruguayos y mexicanos no hubo vergüenzas y ambos disputaron desde el inicio un partido verdadero. En juego no solo estaba la honradez, el culto al deporte, sino también la primera plaza del grupo, lo que permitía evitar a Argentina en el cruce. Se dirá que el premio era gordo, pero nadie habría reprochado a la celeste o la tricolor un exilio en los octavos. Un batacazo en la última jornada -Sudáfrica y Francia aún tenían posibilidades- habría destapado los truenos.
MÉXICO 0- URUGUAY 1
México
1. Óscar Pérez
5. Osorio
2. Rodríguez
15. Moreno
8. (Castro, m. 57) -
3. Salcido
6. Torrado
4. Márquez
17. Giovani dos Santos
10. Blanco
14. (Hernández, m. 63)
18. Guardado
7. (Barreda, m. 46) -
9. Guille Franco
Uruguay
1. Muslera
16. M. Pereira
2. Lugano
6. Victorino
4. Fucile -
17. Arévalo
15. Pérez
11. A. Pereira
19 (Scotti, m. 77)
9. Luis Suárez
20. (A. Fernández, m. 85)
10. Forlán
7. Cavani
- 33.425 espectadores en el Royal Bafokeng (19º).
- GOL: 1-0. M. 43. Luis Suárez remata de cabeza en el segundo palo un centro de Cavani.
- ÁRBITRO: Viktor Kassai (Hungría).
Sin tregua, el equipo de Aguirre se angustió por las noticias del Sudáfrica-Francia
No hubo que esperar para ver el tono áspero y perruno del encuentro. Con todos los titulares al frente, a los cinco minutos, al uruguayo Luis Suárez se le escapó un disparo cruzado por un dedo. Tres después, Diego Pérez fue amonestado por atropellar a Cuathemoc Blanco. Al poco, Guardado reventó el larguero de Muslera con un remate desde Jalisco. Instantes más tarde, al propio Pérez tuvieron que vendarle la cabeza.
El encuentro tenía hueso. Con México al destape, con Blanco, Giovani dos Santos, Guille Franco y Guardado al frente, y con Uruguay a la carrera con Luis Suárez y Forlán. Sin tregua, un centro desde la derecha de Cavani fue cazado por Luis Suárez, que cabeceó en la intemperie, sin la diligencia de ningún escolta mexicano. De Bloemfontain llegaban noticias inquietantes para el equipo de Javier Aguirre. Injustamente condenado Gourcuff a la expulsión, la amotinada Francia sucumbía ante Sudáfrica por 2-0. La carambola de los anfitriones era posible.
Angustiados los mexicanos, Uruguay solo cedió tras un remate de su capitán, Lugano, al que respondió el irregular meta Óscar Pérez con una buena intervención. Ahí bajó la persiana el equipo de Óscar Tabárez, que se metió en la cueva. Su adversario apenas reaccionó con el ex barcelonista Giovani, su mejor abrelatas, muy ausente. El chico, al que no le faltan cualidades, tiende a la dispersión. Ya le ocurrió en el Barça, en el que ahora despunta su hermano Jonathan, y dejó el club de forma prematura para alistarse en la Liga turca, en la que precisamente no se madura más rápido.
Sin el gambeteo de Giovani, México echó el lazo al Chicharito Hernández, decisivo en la jornada previa ante Francia, pero no le alcanzó. Además, el nuevo jugador del Manchester United bien pudo ser expulsado por un codazo a Victorino mucho más certero y alevoso que el de Gourcuff al sudafricano Sibaya. Pero, ya se sabe, los árbitros no son del mismo reino.
En el banquillo de Aguirre los nervios los templó el francés Malouda con su gol a Sudáfrica. Uruguay, sólido en la trinchera, resitió con aplomo y se garantizó la primera plaza del grupo. Un esquinazo a Argentina, un regate a un clásico del fútbol. En los octavos se medirá a Corea del Sur. A México no le quedará otro remedio que retarse con Messi y Maradona.
En cualquier caso, la clasificación de las dos selecciones subraya el paso firme de los equipos americanos, grandes animadores del inicio del campeonato, en el que, a estas alturas, ninguno de ellos, ni siquiera Honduras, tiene ya cerrado el billete de vuelta.
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