Cuidado con los zombis
El Programa de Asistencia a Activos con Problemas (TARP, en sus siglas en inglés) estaba funcionando a buen ritmo, pero ahora se está convirtiendo en una mala remezcla de los años ochenta. Después de una serie de rentables devoluciones por parte de Goldman Sa
chs, JPMorgan y otras 59 entidades, la lista de los que no pagan sus deudas está creciendo. En mayo, 91 bancos dejaron de pagar a los contribuyentes, frente a los 55 de noviembre. Con cientos de bancos aún atrapados en el plan de rescate de 700.000 millones de dólares, esto empieza a parecerse a la crisis de las cajas de ahorros.
A finales de los años ochenta, la Reserva Federal prestaba con regularidad a instituciones insolventes, agravando así las pérdidas. En 1991 se aprobaron reformas para impedir que esto volviera a ocurrir. Sin embargo, después de perder 2.600 millones de efectivo en rescates tras las quiebras de CIT, Pacific Coast National Bancorp y UCBH Holdings, el Departamento del Tesoro parece destinado a perder todavía más, y una parte en bancos que, para empezar, nunca deberían haber recibido dinero. En torno a 3.500 millones de dólares están inmovilizados en los 91 morosos actuales.
Parte del problema es un conflicto de objetivos. Algunas entidades de crédito, como Saigon National, quieren pagar al TARP, pero su principal regulador -en el caso de Saigon, la Oficina del Interventor de la Divisa- no les deja. Preocupados por el buen estado de sus balances, los reguladores están haciendo lo correcto al concentrarse en forzar a los bancos a disponer de más capital.
Los contribuyentes, sin embargo, no deberían ser los que suministraran las reservas de capital. El Tesoro ha dicho que el TARP se diseñó para instituciones viables. Si después de casi dos años desde el establecimiento del TARP los bancos no pueden encontrar capital privado, indica que probablemente no estuvieran en un estado suficientemente bueno para que se les rescatara desde un principio.
Dos grandes bancos ya tienen la apariencia de auténticos zombis. Pacific Capital Bancorp, con 7.400 millones de dólares en activos, y Anchor Bancorp Wisconsin, con 4.500 millones de dólares, han dejado de realizar cinco pagos cada uno y parecen incapaces de sobrevivir sin el dinero de los contribuyentes.
Es hora de dejar que los enfermos terminales nos abandonen y enfrentarnos, por tarde que sea, al hecho de que no hay manera de salvar a algunos bancos del TARP.
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