Jesús García Velasco, de cabrero vocacional a actor protagonista
El abuelo de Majaelrayo intervino en los noventa en un popular anuncio
Quizá el nombre de Jesús García Velasco no diga nada. Pero en los años noventa fue uno de los rostros más conocidos de la televisión al protagonizar el anuncio de un vehículo todoterreno, en el que se refería en tono burlón al empresario José María Ruiz Mateos, al ex ministro Miguel Boyer, a Isabel Preysler y hasta al mismísimo Franco, y preguntaba incrédulo si el Madrid había sido otra vez campeón de Europa. El conocido como El abuelo de Majaelrayo murió el 1 de junio cuando le faltaban solo unos días para cumplir 88 años.
Este hombre sencillo pasó en unas horas de cabrero vocacional a actor principal espontáneo. Sus vecinos del pueblo alcarreño lo describen como una "persona de campo, encantadora y natural", que dedicó su vida a sus animales. Un hombre familiar, casado y con dos hijos, anclado férreamente a Majaelrayo hasta que, en 1993, la jovencísima agencia de publicidad Remo le lanzó al estrellato. El escuálido equipo de Remo se metió con focos y cámaras en un corral "con un metro de mierda en el suelo". Majaelrayo, a 70 kilómetros de Guadalajara y con poco más de medio centenar de vecinos censados, era ideal para el anuncio de un vehículo con el que se podía viajar "adonde no llega nadie", ni siquiera las noticias.
"Lo teníamos todo", explica el presidente de la agencia, Alejandro Rojas, que tardó varios días en quitarse los piojos y bichos de la cabaña. Jesús no iba a ser el protagonista, sólo le habían alquilado el rebaño para ambientar el corto. Mientras cocinaba migas (las que aparecen en el spot) no paraba de decir que las ovejas iban a dejar de dar leche por el susto de los focos. Con ese tono... y le propusieron hacerlo a él. "Él era así, como se ve en el anuncio. Se convirtió en uno de los personajes más famosos de España. Después, presentamos el trabajo al Festival de Publicidad de San Sebastián y ganó el gran premio". La agencia, que ahora ya cuenta con 100 empleados, volvió a contar con él para protagonizar un anuncio cuando el Madrid ganó, esta vez de verdad, la Copa de Europa en 1998, después de 32 años sin llevársela. Su frase sigue siendo, 17 años después, repetida con cierta sorna para referirse a los resultados del equipo blanco.
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