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Reportaje:

El encanto extremo de Palas de Rei

Dos promotores de Melide quieren recuperar la competición de kayak en los torrentes de Mácara que nació para evitar la construcción de un embalse

Hace falta ser atrevido, pero no inconsciente; respetar el medio y al tiempo entenderlo como un instrumento para disfrutar el deporte de una manera íntima. Desconocido dentro de un deporte minoritario, el kayak extremo es una modalidad del piragüismo que encuentra en Galicia escenarios estelares.

Los torrentes de Mácara-Ramil, en Palas de Rei (Lugo), son una de las mecas para los más osados, una singular serie de saltos y rápidos que durante dos kilómetros alcanzan el mayor grado de dificultad descrito por los expertos. Allí se disputó durante los últimos años la Copa Galega de Kayak Extremo, competición decana en el piragüismo nacional, que demuestra que las organizaciones que defienden el medio ambiente no riñen con quienes lo utilizan para los deportes.

"Querían entubar el río varios kilómetros, en un ecosistema de gran valor"
"Es una de las mejores zonas de España para hacer barranquismo"

Todo el asunto surgió hace una década, cuando bastantes vecinos de Palas y alrededores se sintieron agredidos por el proyecto que pretendía levantar un embalse en el río Ulla para crear una minicentral eléctrica. "En la práctica se trataba de entubar el río durante dos o tres kilómetros, justo en un ecosistema de gran valor paisajístico, donde cerca hay un coto de pesca y una importante concentración de casas de turismo rural", describe José Manuel Pérez, uno de los integrantes más activos de la Plataforma Social para a Defensa do Alto Ulla. Este colectivo asegura además que de construirse el embalse se habría secado el río y convertido en un erial una zona llena de vida.

Fue en aquella tesitura cuando decidieron que era el momento de mostrar lo que allí había. Sabían que la zona de Mácara, cerca de la unión del Pambre con el Ulla, era escenario de exhibiciones de canoístas, un punto de peregrinación que iba de boca en boca también entre los amantes del rafting. En 2005 decidieron organizar la primera competición. "No había riesgo de dañar el entorno, eran tan sólo dos o tres días de actividad al año y al tiempo una manera de llamar la atención sobre lo que tenemos en esos torrentes, de darlos a conocer", explica Pérez.

La idea funcionó y la fama de Mácara fue más allá de Pedrafita. En la primera edición atrajeron a competidores de toda España e incluso de Francia, Reino Unido, Portugal, Holanda o Alemania. Cumplimentaron cinco ediciones hasta que el año pasado los defensores del Alto Ulla sintieron que habían cumplido su primer objetivo: el proyecto de embalse duerme en algún cajón de San Caetano y la vocación de esta plataforma cívica no es la de organizar competiciones.

Ferventía, una empresa de Melide especializada en turismo activo y servicios deportivos, quiso recoger el testigo, pero no llegó a tiempo. Cuando este año quisieron dar continuidad al acontecimiento, como venía siendo habitual, llegado el mes de mayo, se encontraron con que desde la Federación Galega de Piragüismo les indicaron que no quedaban fechas libres en el calendario de competiciones. "Ahora pensamos en hacerlo el próximo mes de febrero", asegura Diego Rodríguez, uno de los socios de la empresa. "Hay pocos tramos como éste. Tiene un desnivel alto, saltos de dos metros y medio, paisaje, es una de las zonas más atractivas de España para hacer kayak, rafting o barranquismo y no está nada explotado porque el acceso es complicado", añade.

Dicen en Ferventía, y si predicaran lo contrario cerca tienen a la Plataforma para recórdarselo, que la idea es no masificar Mácara, que allí no hay un estadio, ni siquiera una pista. Así, en la búsqueda de una competición y un turismo sostenible advierten de que se trata de una actividad que entraña un cierto riesgo. Hace un par de meses un experto canoista perdió la vida durante una travesía por unos rápidos en la villa portuguesa de Arcos de Valdevez, cerca de la frontera con Tui.

También no hace mucho se ahogó un joven melidense mientras se bañaba en uno de los pozos de Mácara. "Cada vez que afrontas un paso o un salto hay que cumplir unos protocolos de seguridad, pero aún así pueden suceder accidentes como el de Portugal", ilustra Tomás Porto, socio de Ferventía y practicante de kayak extremo. "De todos modos eso de extremo es un poco un rollo americano", sostiene, "de lo que se trata es de entrar en contacto directo con la naturaleza en ríos que no son vadeables ni en los se puede caminar por los bordes. Lo demás depende de cómo lo afronte cada uno, de ser consciente de por donde se anda y tener la lucidez para decir 'alto' cuando estés ante un tramo complicado", termina.

Un practicante de kayak, en los torrentes de Mácara-Ramil.
Un practicante de kayak, en los torrentes de Mácara-Ramil.

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