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Necrológica:IN MEMÓRIAM
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Rafael Sanus, un obispo libre

El pasado día 13 fallecía en Valencia el obispo Rafael Sanus, "un hombre de la Iglesia de hoy. Un obispo que, con su presencia y su trabajo, nos honra como cristianos y como valencianos", según me decía el sacerdote Alexandre Alapont, misionero durante muchos años en Zimbabue.

Nacido en Alcoi en 1931, fue ordenado sacerdote en 1958. Profesor de la Facultad de Teología, rector del Seminario de Valencia y del Colegio del Patriarca, fue consagrado obispo en 1989 con el arzobispo Miguel Roca. Presentó su renuncia en 2000, por falta de sintonía con el arzobispo, Agustín García Gasco.

Rafael Sanus fue un hombre y un obispo sencillo, acogedor, abierto y en plena sintonía con el Vaticano II. Con un corazón lleno de bondad, Sanus no hacía distinciones entre confesiones ni colores políticos. De mirada amplia y generosa, fue un servidor fiel del Evangelio y de los hombres.

En un artículo suyo (La Iglesia en un Estado aconfesional, EL PAÍS 14-03-05) destacaba la libertad como base de la dignidad humana. Por eso hablaba de la necesidad de que "todos los hombres actúen desde la libertad y desde la racionalidad, ya que la razón es el fundamento de la libertad". De aquí que afirmase el hecho de que "la Iglesia hace suyo el espíritu de la modernidad".

Debido a su servicio pastoral en bien de la Iglesia, y preocupado por las actitudes de confrontación (más que de proposición) con la sociedad, el obispo Sanus urgía a presentar el "Evangelio de manera inteligible y atractiva", sin crispación ni agresividad, abriendo las puertas de las comunidades cristianas a los alejados de la fe: "No podemos dirigirnos a los católicos españoles y a los no católicos, como si todos fueran del Opus Dei". Por eso pedía que la Iglesia se adaptara a los nuevos tiempos, y a "hacer un esfuerzo sincero para cambiar su mentalidad, y asumir las consecuencias de la aconfesionalidad del Estado". El obispo Sanus, que era un discípulo aventajado del cardenal Tarancón, pensaba que "el Estado confesional no constituye un ideal para la Iglesia", y por eso afirmaba que "si la Iglesia quiere ser libre, ha de cortar los lazos que la atan al Estado".

De espíritu evangélico, sufrió un exilio interior (vivido con serenidad y paz) que acabó con la entrada en Valencia del nuevo arzobispo, Carlos Osoro. Todos vimos con emoción el abrazo del arzobispo Carlos con Rafael Sanus. Aquel gesto valiente y sincero venía a proclamar (como ha dicho ahora Osoro) la humanidad y la talla humana y espiritual del obispo Sanus, "un maestro de teología". Por eso, Sanus afirmaba: "Se ha iniciado un nuevo estilo en el trato con la gente, y posiblemente en la manera de gobernar", tan diferente al de García Gasco. Y añadía: "Es una buena ocasión para reencontrar mi conciencia diocesana".

Enraizado en nuestra tierra y defensor de la liturgia en la lengua de Ausiàs March y de Jaume Roig, pedía también a los obispos una manera de actuar nueva, en relación con la sociedad: "Los obispos hemos de hacer más vida de calle y menos enclaustramiento, hemos de ser más sencillos y menos exigentes y formales". Por eso soñaba con "un gobierno más sinodal que vertical".

Para Sanus era de gran importancia que los obispos descubrieran "la capacidad de dar respuestas a los interrogantes fundamentales del hombre y de la sociedad actual", con una actitud de humildad y de servicio, "alejados de la arrogancia, seguridades y autoritarismos". Preocupado por los documentos de la Conferencia Episcopal Española -"parece que siempre hablen contra alguien o contra algo"-, el obispo Sanus pedía a los obispos y a los sacerdotes una actitud más amable y más humilde en relación con la sociedad. De hecho, defendía para los laicos una "libertad personal, en contra de un infantilismo religioso y moral".

De diálogo, concordia y comunión eclesial, Rafael Sanus, con su humor tan característico, infundía confianza y afecto en todos los que se le acercaban. De espíritu libre y amigo de Montserrat (donde se encontraba tan a gusto), Sanus ha sido para nuestra Iglesia y para nuestro mundo una voz libre, que con su vida nos hacía presente las Bienaventuranzas, y con su mirada nos anunciaba la ternura del Dios que ama y que perdona, porque es el Dios Abbá, el Dios de Jesús de Nazaret.

Josep Miquel Bausset es monje de Montserrat.

Rafael Sanus en Valencia, en 2002.
Rafael Sanus en Valencia, en 2002.JESÚS CISCAR

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