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Baltar invita al tránsfuga socialista a las reuniones del grupo popular

La medida, que el PP justifica por "cortesía", incumple el Pacto Antransfuguismo

José Luis Baltar acomoda los acuerdos políticos a sus intereses. Aunque sea a costa de vulnerar los compromisos que firma su partido. El presidente de la Diputación incumple el Pacto Antitransfuguismo e invita a las reuniones del grupo del PP en la Diputación a un miembro del grupo de los no adscritos, el tránsfuga Eladio Fernández, ex número dos del PSOE ourensano fichado con revuelo mediático por Baltar Blanco al poco de acceder a la presidencia provincial del PP.

Fernández, que ingresó en el PP anunciando la misma fidelidad a esas siglas que la que había guardado al PSOE, se pasó en la Diputación, como exige la ley, al grupo de los no adscritos. Sin embargo, acude a las reuniones que celebra el grupo popular previas a las sesiones plenarias de la corporación provincial. Lo hace invitado por el presidente de la institución, según reconoce el portavoz del grupo popular, el alcalde de Muiños, Plácido Álvarez.

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"No es más que una fórmula de cortesía, porque aunque no pertenezca a nuestro grupo ni a ningún otro, lo cierto es que vota todo con nosotros", justifica Álvarez los "apenas cinco minutos" que el tránsfuga asistió a la reunión previa al pleno del mes pasado. En esas sesiones, el grupo popular ultima su postura para las sesiones plenarias y repasa el sentido de sus votos en las mociones, especialmente si hay alguna de urgencia.

La presencia del tránsfuga en esas reuniones del grupo popular incumple el Pacto Antitransfuguismo, que establece que los concejales que abandonen los partidos o grupos por cuyas filas hayan resultado elegidos deben "crear su correspondiente grupo de los no adscritos y actuar en la corporación de forma aislada sin que puedan percibir o beneficiarse de los recursos económicos y materiales puestos a disposición de los grupos políticos de la corporación".

Aunque no cobra por asistir a esas reuniones, Fernández se beneficia de los recursos materiales del grupo del PP y, sobre todo, de la información política de un grupo al que no pertenece, aunque se haya afiliado a ese partido. Su participación en ese foro evidencia que no se da el aislamiento que tanto socialistas como populares pactaron llevar a cabo en estos casos. Los partidos "deben propiciar las reformas necesarias" con la "finalidad de aislar a los tránsfugas", incide en el punto tercero.

Lejos de aislarlo, Baltar invita al fichaje estrella de su hijo para que vote en sintonía con el PP, que tiene mayoría absoluta, en los plenos. "Es que es militante del partido", sostiene el portavoz provincial. Sin embargo, Baltar lo invita a los encuentros preparatorios del pleno, pero no a las comisiones informativas del grupo, que son remuneradas.

A Eladio Fernández sólo lo aíslan en privado sus nuevos compañeros del PP. Uno por uno reconocen confidencialmente: "Yo no lo habría fichado". Su presencia en las sesiones del Ayuntamiento de San Cibrao das Viñas, en donde fue azote de la alcaldesa, Elisa Nogueira, y del ex teniente de alcalde José Méndez -los acusó a ambos, incluso judicialmente, de formar parte de una trama urbanística en el municipio, y Méndez acabó dimitiendo-, genera malestar entre el grupo popular, al que tampoco pertenece, aunque lo apoya con férrea disciplina.

Ayer, Elisa Nogueira presentó su renuncia a la presidencia de la junta local del PP de San Cibrao que asume desde ahora el nuevo teniente de alcalde. Nogueira, que llevaba 34 años con el bastón de mando, ha sido hasta el momento uno de los principales apoyos de Baltar en el PP ourensano. Su yerno, el diputado autonómico Rosendo Fernández, fue ascendido por Baltar Blanco al número dos del partido, como nuevo secretario provincial.

La renuncia de la veterana regidora a la presidencia de la junta local ha sido interpretada en sectores del PP como la evidencia de su malestar con Baltar por hacerle pasar el maltrago de convivir políticamente con su histórico enemigo.

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