En Bélgica, doble crisis
Sin Gobierno hasta junio, el país sede de las instituciones europeas intenta recuperar la confianza de los mercados
Bélgica se enfrenta a una nueva crisis política que obligará a sus ciudadanos a acudir a las urnas por cuarta vez en esta legislatura para elegir Gobierno. La dimisión del primer ministro Yves Leterme no ha sorprendido al mundo político, pero sí preocupa a los actores económicos ya que ha estallado en plena crisis financiera y en momentos en que los indicadores productivos belgas auguraban una tímida recuperación. El pasado 22 de abril se producía la renuncia de Leterme, y siete días después se conocía que el PIB belga creció a un ritmo anualizado del 1% durante el primer trimestre.
No obstante, este dato -que significa que el país abandona oficialmente su recesión más dura después de la II Guerra Mundial- no ha sido suficiente para traer la calma a los mercados internacionales. La creciente inestabilidad política, la situación de desgobierno y la imposibilidad de realizar reformas estructurales y de tomar decisiones hasta junio han puesto a Bélgica en el punto de mira de los inversores internacionales y de los tiburones financieros, que no han dudado en incluir al país en la lista negra de sucesores de Grecia.
Está previsto que la deuda pública supere este año el 100% del PIB
Este grupo de economías -en el que los analistas anglosajones incluyen también a Portugal, Irlanda y España- comparten elevados déficits públicos y se encuentran presionados por rumores de que no pueden afrontar sus compromisos financieros a corto plazo. Bélgica encaja en este perfil, principalmente por su elevada deuda pública, que este año superará el cien por cien del PIB, es decir, unos 338.000 millones de euros, la tercera más elevada de la eurozona después de Grecia e Italia.
De momento, no hay una alarma generalizada sobre el futuro financiero de Bélgica, pero preocupan algunos síntomas como el aumento del diferencial del bono belga a diez años con el bono alemán, que en las últimas semanas se ha disparado hasta los 51 puntos básicos desde los 43 puntos de la semana anterior. Hay algunos analistas que indican que estas diferencias podrían aumentar si la crisis del Gobierno continúa. En medio de estos problemas, Bélgica afronta además un creciente aumento del desempleo, que llegará al 9,2% en 2011.
En este contexto, la principal tarea de Bélgica consiste en sanear las finanzas y revitalizar su economía, no se podrán abordar antes del 13 de junio, cuando se produzcan las elecciones en medio de un convulsionado clima político dominado por los partidos que piden la independencia de Flandes. Esta situación intranquiliza a los mercados, ya que implica postergar la esperada reforma de las pensiones, las negociaciones de los salarios del sector público y, sobre todo, paralizan cualquier acuerdo para elaborar los futuros presupuestos del Estado.
A favor de Bélgica juega un plan de austeridad que ya está en marcha y que probablemente permita que este curso se rebaje el déficit fiscal desde el 6% del PIB de 2010 hasta el 4,8% este curso. Para 2011, la Administración anterior se comprometió a reducir el desequilibrio al 4,1% del PIB. Estos planes, sin embargo, sólo se podrían concretar si Bélgica vuelve a crecer este año un 1%, prevén todos los organismos internacionales. El año pasado, el país redujo su PIB un 3%, en la línea del desplome de la economía de la UE. -
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