Cruzando la Gran Muralla
Se la presenta como la gran estrella pop de China y se recurre a lo más obvio: la Madonna de ojos rasgados o la Björk asiática. En el año del Tigre -ella nació en uno del Cerdo- esta joven que viene de un país de más de 1.300 millones de habitantes, y una de las civilizaciones más antiguas, es la primera cantante china a la que los medios occidentales prestan tanta atención. Su padre es han -etnia mayoritaria en China- y su madre mongol. Entre los tres y los seis años vivió con su abuela en la estepa. En una yurta -vivienda portátil de los nómadas que consiste en un marco de madera circular con un cobertor externo de lonas o pieles-. "Lo recuerdo con mucha alegría porque podía jugar todo el día con las ovejas y los caballos e ir a cualquier lado hasta que se ponía el sol. Tenía una gran libertad. Y eso es muy importante". Sa Dingding se esfuerza por hablar en inglés aunque cuando ya no consigue hacerse entender recurre al traductor. "Escuchaba a la gente cantar acompañándose con el morin khuur -violín de dos cuerdas de crin de caballo-. Allí no había discos. Cuando volví a la ciudad no entendía muy bien eso de los discos, aunque me fui acostumbrando. Y con 11 años descubrí a Michael Jackson. Cuando oigo su música me olvido de todo", asegura.
Su segundo disco -el primero vendió en Asia más de dos millones de ejemplares- se titula Harmony. "Desde que publiqué Alive he cantado en más de veinte países y eso me ha permitido comprender que lo más importante es la armonía con la naturaleza, entre las personas". El productor de Harmony es Marius de Vries (Rufus Wainwright, Annie Lennox...). "Cuando me entregaron en Londres el premio de la BBC
[en 2008 se llevó el de World Music para Asia-Pacífico], actué en el Royal Albert Hall y él vino a saludarme y me dijo que le encantaría trabajar conmigo. En noviembre le mandé siete maquetas de canciones para que las desarrollara. Entre diciembre y enero nos estuvimos comunicando por Internet. Y en febrero Marius viajó a Pekín", cuenta. "A veces en el estudio parecíamos un par de locos porque nos poníamos a bailar descalzos, a gritar... No éramos Sa Dingding y Marius de Vries sino dos niños jugando".
Tiene 26 años y está tan interesada por la música electrónica como por la cultura ancestral. En su iPod lleva canciones de Radiohead, Chemical Brothers, Nine Inch Nails... y música china tradicional. "Viajo a lugares remotos para grabar canciones e instrumentos de las minorías étnicas que viven allí". La canción Ha ha li li -de la que hay una remezcla de Paul Oakenfold- "se inspira en una vieja leyenda según la cual un gallo dorado derribó un árbol y la tierra se separó del cielo. En la provincia de Yunnan, suroeste de China, viven los Yi y otros 20 grupos étnicos que consideran que la montaña, el árbol, el agua, son Dios", dice. Sobre los Gobiernos poco preocupados por la destrucción de nuestro hábitat natural admite: "En China es un problema que tenemos pendiente. La gente de Yunnan ha sabido conservar la naturaleza y es un ejemplo para todos nosotros".
Canta en mandarín, tibetano, inglés e incluso en un idioma inventado -"porque cada lengua tiene una melodía distinta"- y se queja de que la mayoría de la música que se está haciendo en Asia suena prácticamente igual que el pop más insustancial: ejércitos de clones... Una pregunta que Sa Dingding oía a menudo en sus comienzos: ¿pero qué hace esta chica haciendo esto? "Sí, hasta el año 2006 muchas personas me cuestionaban, decían que estaba loca, pero no me dejé influenciar. Sabía lo que quería hacer. Ahora los medios dicen 'nos gusta su música aunque no sabemos por qué", cuenta riendo. "Expreso mis emociones a mi manera y la visión que pueda dar de China a los occidentales es a través de mis ojos. Yo no puedo representar la cultura china".
Harmony está editado por Wrasse / Harmonia Mundi. Sa Dingding actúa hoy en Murcia (Festival Tres Culturas, plaza de la Universidad).
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