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Tentaciones
Entrevista:CINE

Sin mentiras no hay poesía

A Ricky Gervais le gusta su propia leyenda. Esa que reza que cuando ganó su primer Globo de Oro por la serie The Office, Clint Eastwood le preguntó al de al lado quién coño era ese pelanas con unos kilos de más que subía a recoger el galardón. Cinco años, tres Globos de Oro, dos Emmy y siete premios BAFTA más tarde, Hollywood se rifa a este cómico británico de 48 años que los Oscar hubieran querido de maestro de ceremonias de no ser por la Asociación de la Prensa Extranjera en Hollywood, que se lo apropió para su gala. La versión original (británica) de The Office y otra serie, Extras, son su tarjeta de visita en televisión. La revista Time le escogió como una de las cien figuras más influyentes de la cultura popular actual, además de ser el monologuista más descargado de la Red, espectáculos que no duda en llevar a los escenarios, a libros para niños y ahora también al cine. Como productor, director y protagonista de Increíble pero falso, de estreno hoy en España. Una cinta sobre un mundo en el que los humanos no saben mentir. Ni siquiera los políticos ni los publicitarios. Su personaje descubre la capacidad para hacerlo y, gracias a ello, trepar en el mundo de la fama.

"Soy ateo. Y tengo entendido que Dios es un tipo duro, así que no se ofenderá"

EP3. ¿Miente usted mucho?

Ricky Gervais. No me gusta mentir para no tener que seguir el hilo de mis mentiras. Pero doy por supuesto que todos los días me mienten. A veces es inevitable. Un mundo sin mentiras perdería su encanto, su lado soñador. Acabaría con la poesía. Por muy cínico que me tomen, soy un romántico.

EP3. Un romántico que ahora está enamorado de Hollywood.

R. G. No hago nada por dinero que no haría gratis. Por ejemplo, no hago anuncios.

EP3. Pues proyectos no le faltan. Y de los que pagan bien.

R. G. Y quizá dije que no a 120 más. Star Trek, por ejemplo. Y mira que soy un seguidor de J. J. Abrams, pero estaba ocupado. Y también me ofrecieron hacer el remake de Arthur, el soltero de oro, pero no le vi la gracia. Dudley Moore estaba perfecto.

EP3. ¿A qué otras cosas dice que no?

R. G. No hago vocecitas. No me pongo pelucas. Tampoco me quito la ropa. Nadie quiere verme desnudo.

EP3. Siempre hay una primera vez.

R. G. Eso mismo le dije a mi pareja [la productora Jane Fallon] cuando triunfé con The Office rozando los 40 ¿Cómo no lo intenté antes? Ella me respondió con toda la naturalidad del mundo que antes no lo habría sabido hacer. No fui gracioso hasta que engordé. Tendría un mejor desnudo si estuviera delgado, pero la pizza está demasiado buena.

EP3. ¿Cuánto le ha cambiado la vida?

R. G. Nada. Tengo más dinero y es un infierno quedar en un pub, pero eso es todo. Tengo los mismos amigos que tenía hace 20 o 25 años. Cinco o seis, todos los que necesitas. Y conocí a mi pareja cuando estaba estudiando. Nunca me ha dado por ir a fiestas o por emborracharme en público. Y ahora me envían la cerveza a casa.

EP3. ¿Cuál es su truco para involucrar a grandes estrellas en todos sus trabajos?

R. G. Les llamo. A Philip Seymour Hoffman le mandé un correo. No le conocía, pero le dije que por favor participara en Increíble pero falso, que no tenía dinero porque me había gastado el presupuesto en implantes en los testículos, pero que no pensara en ellos como mis testículos sino como los testículos del grupo. Y funcionó.

EP3. ¿Quiénes son sus ídolos?

R. G. La primera persona que me hizo sentir algo especial fue Muhamed Ali, capaz de hacerme reír y llorar. Tendría 10 o 12 años. Luego descubrí otros héroes como Winston Churchill o Charles Darwin. Desde que tuve uso de razón quise ser científico, pero hasta los ocho años fui cristiano. Fueron años muy duros.

EP3. ¿Cómo solucionó la disyuntiva?

R. G. Soy ateo. Y tengo entendido que Dios es un tipo duro así que no se sentirá ofendido.

EP3. También quiso ser un ídolo rock...R. G. El rock acabó con mis pinitos científicos. Craso error menos en Filipinas, donde al parecer fui todo un éxito.

EP3. ¿Cómo lleva el éxito de la versión estadounidense de su serie The Office?

R. G. No tiene nada que ver conmigo. Es como si alguien canta una versión de los Beatles: Paul McCartney no va y les dice que él no lo haría así.

EP3. ¿Cómo se consigue que una serie tenga éxito en el otro lado del Atlántico?

R. G. The Office hablaba de una situación muy visceral que todo el mundo ha vivido: una oficina, un jefe y cómo desperdiciar una vida. Todo el mundo se puede identificar con algo así.

EP3. ¿Tenía en mente a alguien en particular cuando la escribió?

R. G. A toda esa gente con la que todos hemos trabajado en alguna ocasión.

EP3. ¿Es cierto que sus padres se conocieron durante un apagón?

R. G. Ya sé que no dice mucho sobre su romance, pero sí, se conocieron durante la guerra. Mi padre era canadiense y estaba destinado en Europa cuando se conocieron durante un bombardeo. Años más tarde, cuando tenía como 12 años, mi madre me reconoció que nací de penalti.

EP3. ¿Cree que habría sido diferente si hubiera nacido en Canadá?

R. G. Sería más alto. Y tendría una mejor dentadura. Y el cuello más grande. Seguro. Un tipo fuerte. Pero en Inglaterra me inflé a pizzas y se me olvidó crecer más.

EP3. ¿Le da miedo perder el humor?

R. G. Eso mismo me preguntó mi amigo Christopher Guest en una ocasión. ¿Qué vamos a hacer cuando dejemos de ser graciosos? ¡A quién le importa mientras yo me siga riendo! n

<b>Ricky Gervais, el cómico británico más reverenciado en Estados Unidos. </b
Ricky Gervais, el cómico británico más reverenciado en Estados Unidos.

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