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Columna
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Contra el ruido

Andoni Zubizarreta

Nos recordaba Forges en su viñeta que ayer era el día mundial contra el ruido. Y me da que el Barca, siempre tan solidario, siempre tan detallista con estas cosas, se lo ha tomado a pecho y ha convertido todos los decibelios del Bernabéu, en un silencio estruendoso.

Siempre recordaba en el vestuario visitante, antes de alguno de estos grandes partidos, que la mejor señal en estos encuentros es que se jueguen en medio del silencio. Señal de que el público tiene pocos motivos para animarse, señal de que el rival no le da motivos a su gente para engancharse al encuentro. Y les puedo asegurar que no hay nada que pese más en tu campo que sentir a tu gente callada. Les diría que casi prefería sentir a nuestra gente silbando, viva, metida en el partido y esperando nuestra reacción.

Y el silencio del estadio se puede convertir, a la salida del estadio, en tormenta desestabilizadora en las mentes blaugranas si estos consideran que todo está hecho y que el eterno rival ya está derrotado. Lo recordaba Guardiola al final del partido, que todavía quedan muchos puntos a disputar. Haría bien el equipo culé en consolidar esta escapada obtenida en casa del eterno rival, haría bien en no mirar hacia atrás y dedicarle el tiempo justo al regocijo, ya que saben que son casi imbatibles cuando mantiene los seis sentidos (los cinco y el sentido común) puestos en el terreno de juego. Ya lo ha puesto en práctica el pasado año y esto le llevó a un pleno de títulos, por tanto, ya saben la receta.

Pero si hay un lugar en el que el silencio corre el riesgo de convertirse en una tormenta de palabras, es en la Casa Blanca. Bueno, en ella o en su entorno, que diría el Presidente de honor blaugrana.Ya me imagino a más de dos queriendo encontrar las causas de la derrota y queriendo resolverla ya, inmediatamente, sin tiempo para la reflexión y para crear el suficiente espacio para que el equipo pueda seguir disputando la Liga al mejor equipo del mundo porque sería darle una ventaja que está claro que el equipo culé se ha acostumbrado a no desperdiciar. Todo lo del equipo blanco ha sido construido tan a lo grande desde el inicio de temporada que me temo que la tormenta también lo sea, aunque estaría bien que valorasen que por muchos cambios que se propongan, este partido, el de ayer, ya está en el casillero del Barça y sólo queda disputarle la Liga hasta el último día.

Pero claro, pedir mesura en esto del fútbol es difícil porque si algo caracteriza a este deporte son sus excesos. Aunque ha habido algo que hoy, en la zona de la Castellana, no se ha desbordado. Algo tan sencillo como el ruido. Solidario que se muestra el fútbol con las causas bellas.

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