"A veces creo que tengo 20 años"
Hace un año el casillero del Sporting registraba 32 goles a favor y 55 en contra. Hoy la relación es más equilibrada: 28/32. El equipo se ha asentado. Juega cada día mejor, compite con más inteligencia y llega al Bernabéu (20.00 horas, Canal+ Liga y Gol TV) seguro de su poder. El artífice de la consolidación en Primera es Manuel Preciado Rebolledo (El Astillero, 1957), único técnico de la máxima categoría que sobrevive en su cargo después de cuatro años.
Pregunta. ¿Cuál es su receta? ¿Qué aprendió del fútbol?
Respuesta. El fútbol me da vitalidad. Es una profesión bendita. Vas a trabajar con gente de 20, 25 años... Yo tengo 55 y a veces me creo que tengo 20. Y eso me da la vida. El día que no disfrute con esto me dedicaré a ver los barcos.
"Al Madrid le falta pausa porque los 'galácticos' prefieren jugar así"
P. ¿Qué distingue a su equipo?
R. La estabilidad. Aquí hay jugadores que fueron muy importantes en el ascenso de 2008, como Castro. Siempre ha sido reconocible, incluso con las nuevas incorporaciones. El verano pasado fichamos cinco jugadores que hoy están jugando con asiduidad: Juan Pablo en la portería, Rivera, De las Cuevas, y los dos centrales, Gregory y Boitía.
P. En el Castilla, Rivera fue delantero. Desde entonces ha viajado por todo el campo.
R. Yo lo tuve en el Levante y excepto de defensa central jugó de todo. De centrocampista, de pivote defensivo, de pivote ofensivo, en banda, de delantero... Ahora está actuando en el doble pivote, pero si mañana lo necesito para jugar detrás del punta seguro que me va a hacer el trabajo a las mil maravillas. Hay gente que le puedes explicar las cosas ciento y pico veces y no te acaban de entender. A éste no le tienes que explicar nada. Lo ve y lo sabe. Es un tío magnífico.
P. ¿Se ve en el banquillo del Madrid?
R. No. Para ser entrenador del Madrid se requieren dos cosas: primero, ser mediáticamente alguien, con un currículo imponente, como Capello, Wenger, o cosas así. O haber sido un fiera, como Míchel, que haya podido jugar muchos años en el equipo. Para los demás el camino está prácticamente cerrado.
P. ¿Cree que exige cosas que van contra el fútbol?
R. Veo que en el Madrid a las mínimas de cambio se discute todo. El entrenador parece un pararrayos más que otra cosa. Desde afuera Pellegrini parece una persona muy vigilada... Da la sensación de que en los equipos tan grandes los valores normales dejan de existir muy rápido. Se rigen por otros parámetros. Creo que este no es un mundo tan complicado. Hay entrenadores, directores deportivos y presidentes, y lo único que tienen que hacer es estar todos unidos. Lo que veo en los clubes grandes es que muchas veces parece que están todos enfrentados desde dentro.
P. El mundo del fútbol ha declarado a los laterales zurdos especie en extinción. Pero la cantera de Mareo ha producido dos.
R. Canella y José Ángel son muy jóvenes y muy buenos. Canella estuvo a punto de irse al Zaragoza y ahora se ha convertido más en un problema que en una solución, porque hay dos magníficos futbolistas y están en edad de jugar los dos.
P. En su equipo los volantes, como Diego Castro, tocan, aparecen de la nada, y marcan.
R. Lo mejor que tenemos es la línea de detrás del delantero. Son pequeños pero tienen muchísima calidad e imaginación. Diego Castro, Miguel de las Cuevas, Carmelo, Mateo, Morán... Tenemos varias opciones y todas buenas. Cualquiera de los medias puntas puede jugar en cualquier lado. Nos han venido bien porque los nueves, Barral y Bilic, no han tenido mucho acierto de cara a gol.
P. Pellegrini ha buscado eso durante todo el año: que sus jugadores bajen un poco más a tocar.
R. El Madrid ha mejorado muchísimo en las dos áreas. Defensivamente se ha hecho fuerte con la llegada de Xabi, Albiol y Garay. Pero le falta un pelín de pausa. Juega un poquito alocado cuando va al ataque. Arriba tiene un tipo de futbolista que funciona mejor así. No quiero juzgar la capacidad de los mediocampistas del Madrid. Ya quisiera yo a Granero. Lo que pasa es que los galácticos hacen que el equipo juegue con una velocidad sobrenatural. Al equipo le falta algo en la creación. Sólo necesita tiempo para ensamblarse. Cuando lo consiga serán una máquina de matar.
P. Los entrenadores son un gremio triste. ¿Por qué usted es la excepción?
R. Yo me lo paso muy bien. El domingo para mí es el día de disfrute. De lunes a sábado desarrollo mi profesión al límite de lo que puedo dar. Y el domingo disfruto del partido. Y al acabar el partido disfruto de la compañía o de la charla con los jugadores rivales, o con mis jugadores. Creo que hay demasiada acritud. Demasiada tensión. Ves rostros de colegas y parece que venimos del Vietnam. ¡Y no es esto!
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