El Villarreal recupera el ánimo
El conjunto de Garrido, a falta aún de finura en el ataque, se impone a un Xerez menor
Se resiste el Villarreal a que la temporada que tan mal comenzó se convierta en un tramo final tibio, descafeinado y de trámite. Sus miras siguen estando en Europa. Fundadas aspiraciones que se refuerzan con victorias como la conseguida ayer ante el Xerez. Pero, recuperada la solvencia defensiva, le está costando encontrar finura y puntería en el ataque para solventar sin agobios finales partidos que domina con meridiana claridad. Su segundo gol lo consiguió a punto de concluir un choque que sólo tuvo color amarillo. Difuminadas quedaron para el Xerez las esperanzas concebidas con la victoria sobre el Málaga en la jornada anterior. Se encontró con la versión mejorada del Villarreal.
VILLARREAL 2 - XEREZ 0
Villarreal: Diego López; Ángel, Gonzalo, Godín, Capdevila; Cani (Escudero, m. 83), Senna, Bruno, Ibagaza (Pirès, m. 66); Nilmar (Rossi, m. 74) y Llorente. No utilizados: Oliva; Venta, Catalá y Marcano.
Xerez: Chema; Francis (Redondo, m. 51), Gioda, Aythami, Mendoza; Carlos Calvo (Antoñito, m. 74), Víctor Sánchez, Keita, Momo; Michel (Orellana, m. 57) y Mario Bermejo. No utilizados: Renan; Moreno, Abel Gómez y Alustiza.
Goles: 1-0. M. 32. Llorente, a pase de Ibagaza. 2-0. M. 90. Escudero, de fuerte disparo.
Árbitro: Rubinos Pérez. Amonestó a Keita, Aythami y Bermejo.
Unos 15.000 espectadores en el estadio de El Madrigal.
Cierto es que el Xerez se muestra más competitivo con la llegada de Gorosito. Se topó el Villarreal con un equipo más cuajado y con la sensibilidad a flor de piel con las decisiones que tomara el árbitro, Rubinos Pérez, con la memoria aún presente del encuentro de la primera vuelta en Jerez, en la que el madrileño tomó decisiones desacertadas que derivaron en la derrota del conjunto castellonense, entrenado en aquel entonces por Ernesto Valverde. Maldita gracia que los mismos protagonistas se volvieran a ver ayer en El Madrigal. Cualquier decreto de Rubinos pasaría por la inquisición de unos y otros. Acertó el colegiado en algunas decisiones y en otras erró. En la mayoría de las ocasiones el perjudicado fue el equipo de Garrido.
Atacó bien el Villarreal y se defendió con orden el Xerez. El escudo le duró media hora, hasta que Ibagaza encontró a Llorente, cuyo desmarque perfecto aprovechó con un disparo cruzado. El gol resultó consecuencia lógica a un mejor ejercicio del cuadro amarillo, que comienza a dar síntomas de mejoría. Recuperada la sobriedad de la pareja de centrales, Gonzalo y Godín, junto a la estabilidad en el eje que ofrecen Senna y un Bruno que crece partido a partido, reapareció también la sensibilidad y el gusto en la zona creativa con Ibagaza y Cani, que volvía a la titularidad, interpretando los movimientos en el ataque de Llorente y Nilmar. Correcto a la vez que insustancial en su proceder, el Xerez quedó expuesto a la pericia del Villarreal, que sigue estando vivo y con el ánimo renovado.
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