La Unión por el Mediterráneo echa a andar
Siete meses y medio después de su nacimiento, en la cumbre de julio pasado en París, la Unión por el Mediterráneo (UPM), la organización que agrupa a los 27 países de la UE con sus 16 vecinos de la ribera sur del Mare Nostrum, echará a andar este jueves en Barcelona, aunque no sin titubeos. Hasta esta semana no han recibido el visto bueno los estatutos de la Secretaría General, que ocupará el diplomático jordano Ahmed Jalaf Masade, y aún faltan por designar sus adjuntos de Malta, Turquía, Palestina e Israel, que se sumarán al griego e italiano ya elegidos.
Ya están prácticamente acabadas las obras de la sede de la Secretaría General, que ocupará casi 2.000 metros cuadrados del Palacio de Pedralbes, donde se espera que trabajen hasta 60 personas. A la ceremonia inaugural del jueves está previsto que acudan el ministro de Asuntos Exteriores español, Miguel Ángel Moratinos, y sus homólogos de Francia y Egipto -países que copresiden actualmente la UPM-, así como el jefe de la diplomacia jordana y el secretario general de la Liga Árabe.
La primera tarea de la Secretaría General será poner en marcha los proyectos aprobados en la cumbre de París y que afectan a la descontaminación del Mediterráneo, la potenciación de las autopistas del mar entre ambas orillas, la diversificación de las fuentes energéticas o los intercambios entre universidades.
El gran reto, sin embargo, está en la celebración de la segunda cumbre, prevista para el 7 de junio en Barcelona. Fuentes diplomáticas señalan que todos los mandatarios sondeados han expresado su deseo de acudir a la cita de la capital catalana, pero nadie puede garantizar a estas alturas su presencia. La evolución del conflicto palestino-israelí, pendiente de la apertura de conversaciones indirectas entre las dos partes, condiciona todo lo demás, hasta el punto de que ha sido imposible celebrar una reunión de los ministros de Asuntos Exteriores de la UPM por la negativa de los árabes a sentarse con su homólogo israelí, el racista Avigdor Lieberman.
Aún así está previsto celebrar nueve reuniones ministeriales durante este semestre, de las que dos (que reunirán a los responsables de Agua y Turismo) tendrán lugar en abril y mayo en Barcelona. El desarrollo de estas reuniones servirá de piedra de toque para calibrar las expectativas de la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de junio. En estos momentos no se descarta nada, ni celebrarla como está previsto, ni devaluar su rango para dejarla en una reunión de ministros ni suspenderla, si se viera abocada al fracaso.
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