Juego en remojo

No hay mejor anfitrión que el Xerez, casi desterrado de la categoría cuando aún falta la traca mayor de la competición. Es un equipo indolente, sin ritmo ni regate. Pero el Espanyol es un buen samaritano, predispuesto a regalar puntos a domicilio, acomplejado a cada jugada de estrategia en contra. Empataron a uno, a nada, en un duelo regado por la lluvia y por la falta de fútbol.

Irregular y blando, el césped de Chapín condicionó sobremanera el juego. No pudo desplegarse el Espanyol, que se peleó de igual manera con el rival y con la hierba. Así que en una de ésas tiró del contragolpe y acertó. Apenas siete toques -uno de Kameni, tres de Chica y otros tres de Osvaldo, que fulminó a Renan- le alcanzaron para marcar.

Como es un equipo sin alas, el Xerez optó por sobrecargar los pasillos interiores. Inofensivo. Pero se abandonó el Espanyol y se pegó la bofetada en un córner, su peor tormento. Bermejo recogió el balón, muerto, y lo reventó al fondo de la red. Igualada del colista ante el Espanyol, que suma 11 visitas seguidas sin ganar.