Kathryn Grayson, de soprano a actriz de musicales
Actuó en películas como 'Levando anclas' o 'Magnolia'
Kathryn Grayson quería ser cantante de ópera, pero la Metro Goldwyng-Mayer (MGM) se cruzó en su vida y retrasó varias décadas ese sueño. Entremedias, enamoró en la gran pantalla a Gene Kelly o a Frank Sinatra, fue en repetidas ocasiones la pareja artística de Howard Keel, se casó dos veces, se divorció otras tantas y tuvo una hija de su segundo marido. La actriz de musicales, de nombre real Zelma Kathryn Elisabeth Hedrick, falleció el 17 de febrero, a los 88 años, en su casa de Los Ángeles, por causas naturales.
De voz dulce, esta soprano de nariz chata que estudió canto desde niña, creía tan poco en sus dotes interpretativas que llegó a decirle a Louis B. Mayer -jefe de la MGM- que con ella "estaban perdiendo tiempo y dinero". Él le contesto que sabía mucho más de aquel negocio que una niña de 16 años y le ofreció un trato: le haría una prueba y, si al estudio le gustaba, ella tendría que "callarse" y trabajar con ellos. El resultado emocionó a la Metro pero no a Kathryn, quien inicialmente rechazó el contrato. El disgusto de Mayer, que, según aprendió años después, era una táctica que habitualmente empleaba cuando quería conseguir algo -y Mayer sabía que Grayson sería una estrella-, la obligó a replantearse la decisión.
Se la recuerda fundamentalmente por sus papeles en el cine: la joven que hace enloquecer a los marineros Kelly y Sinatra en Levando anclas (1945) o junto a Ava Gardner, cuando se convierte en Magnolia Hawks, la hija inocente del capitán, que se enamora de un apuesto Howard Keel en Magnolia (1951).
Tras una veintena de cintas, había llegado por fin el momento de dar el salto a la ópera. Sobre todo, actuó en teatros de verano, pero también se subió a los escenarios de Broadway en 1962 para sustituir a Julie Andrews como Guenevere en Camelot. El año siguiente comenzó una gira por EE UU, pero tuvo que retirarse por "agotamiento nervioso". Junto a la vieja estrella Van Johnson, a finales de los noventa interpretó durante dos años Cartas de Amor, con gran éxito.
Participó también en multitud de series y en 1956 estuvo nominada para un Emmy por su papel en un episodio de General Electric Theater. Su última aparición en televisión fue en 1989, en la serie de intriga Se ha escrito un crimen, protagonizada por Angela Lansbury.
En una entrevista a The New York Times de 1996 opinaba sobre la desaparición de las películas musicales y se mostraba crítica. "El público no ha cambiado, lo que ha cambiado son los estudios. Ahora quieren hacer películas baratas, agarrar el dinero y correr".
En los últimos años, ya en la sombra, se dedicaba a dar clases particulares de canto. Al fin y al cabo, la música fue esa pasión que la acompañó a lo largo de toda su vida.
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