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Entrevista:

"Nunca acepté un soborno"

Ángeles Espinosa

Atrás han quedado los días en que los abogados retiraban sus casos porque al frente del juzgado había una mujer. Afrah Ba-Dwailan, la primera y única juez que ejerce en Saná, se ha consolidado al frente del Tribunal de Menores como uno de los magistrados más entregados y justos de la capital yemení. "Nunca he aceptado un soborno", asegura en un país en el que la corrupción engrasa el sistema.

Afrah propone un restaurante tradicional para la cita. "Tienes que conocer la cocina yemení". El camarero nos pregunta si vamos al comedor principal o a la "zona de familias", reservados que mantienen a la mujer fuera de las miradas indiscretas. Elige el primero.

Yemen es aún un país muy conservador y resulta muy raro que unas mujeres solas acudan a un restaurante. Pero Afrah (Mukalla, 1962) nació en el sur, en la República Democrática de Yemen, un Estado independiente y marxista hasta la unificación con el norte en 1990. Se educó pues en un clima de igualdad inimaginable para las yemeníes del norte. En la capital de aquél, Adén, estudió Derecho, animada por su padre, secretario judicial, y ganó su plaza de juez.

La única juez de la capital de Yemen teme más a la sociedad que a la ley

"La cultura del norte se impuso por una cuestión numérica; eran diez millones frente a los dos y medio del sur", señala. Pero considera que algo han logrado influir en el terreno de los derechos de la mujer y del desarrollo cultural. "Cada día son más las chicas que estudian e incluso se doctoran, aunque se cubran de negro de la cabeza a los pies. Es una costumbre, no hay nada ni en nuestra Constitución ni en el Corán que les obligue a ello". "Yo misma, cuando voy a mi pueblo me cubro por respeto a mi familia". En Saná no se tapa la cara.

Antes de que nos demos cuenta, nos han servido unos pocillos de caldo, dos platos de ensalada, hulba y sahawa, y un delicioso pan ácimo con ajonjolí. Pedimos pescado como plato principal.

Le pregunto por el caso Noyud, la niña casada por su padre a los 10 años y que logró el divorcio. "No tenemos una edad legal mínima para el matrimonio y el Parlamento ha rechazado una iniciativa en ese sentido. Abogados y sociedad estamos enfrentados", reconoce. "En casos así, la conciencia del juez complementa las leyes".

Más allá de los tribunales, Afrah se dedica a la promoción de la mujer. "El problema no está tanto en la ley como en la sociedad y la familia". En Yemen "el castigo social es más fuerte que la justicia", concede. "Las mujeres que por el motivo que sea acaban en la cárcel, no quieren salir porque tienen miedo de sus familiares. Ni la familia ni la sociedad las aceptan". Acaban mendigando o prostituyéndose. Afrah trabaja con otras yemeníes en un proyecto para crear una red de casas de acogida. "No deberíamos consentir que una madre tenga que mendigar para dar de comer a sus hijos".

¿Tiene una juez tiempo para cocinar? "Todas las noches preparo la comida del día siguiente". En Yemen, la responsabilidad de la casa sigue siendo femenina. "Los hombres no piensan en la mujer como una igual, sino como un ser débil". Ella no se queja. Su marido, un general que combate la rebelión en el norte del país, echa una mano. "Como le gusta mucho el qat

[hierba estimulante y narcótica legal] se queda despierto hasta tarde y se ocupa de fregar los platos y recoger la colada".

La juez se cubre la cara cuando va al pueblo por "respeto" a su familia.
La juez se cubre la cara cuando va al pueblo por "respeto" a su familia.A. E.

Al Shaibani. Saná

- Caldo claro de carne. - Entrantes: ensalada; hulba (pasta de alholva), sahawa (salsa de tomate, pepino, pimiento picante y queso).

- Rashush (pan plano con semillas de ajonjolí).

- Pescado al horno con arroz y judías verdes.

- Sandía y plátano.

- Agua y Pepsi.

- Total: 3.700 riales yemeníes (unos 13 euros).

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Sobre la firma

Ángeles Espinosa
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).

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