El Mallorca suma diez de diez en casa
Garrido debuta con derrota al frente del Villarreal
Con una victoria por la mínima ante el Villarreal, el Mallorca despertó ayer de la pájara que le supuso su eliminación de la Copa ante el Getafe y se prolongó con una dolorosa derrota ante el Xerez en la jornada anterior. El equipo de Manzano sumó su décima victoria consecutiva en Son Moix, donde todavía ningún equipo ha sido capaz de pescar un solo punto. Juan Carlos Garrido, sustituto del destituido Ernesto Valverde, se estrenó en el banquillo del Villarreal con una derrota.
El inicio agitado del Mallorca se diluyó hacia la media hora. Al filo del descanso, con el marcador aún a cero, el Villarreal bordeó el gol con una doble ocasión de Pirès, otra de Godín y un disparo desviado de Llorente. El delantero no dio muestras de mejor puntería en la segunda parte, cuando no resolvió un mano a mano con Aouate. Las prisas de los locales por ganar trajeron algunas imprecisiones y generaron espacios que el Villarreal trató de aprovechar: Garrido situó en la mediapunta a un especialista, el Caño Ibagaza, pero por entonces el cuadro castellonense habían desperdiciado sus posibilidades.
MALLORCA 1 - VILLARREAL 0
Mallorca: Aouate; Josemi (Mattioni, m. 46), Rubén, Nunes, Ayoze; Julio Álvarez, Martí, Mario Suárez (Webó, m. 69), Castro (Bruno China, m. 90); Borja Valero y Aduriz. No utilizados: Lux; Corrales, Pezzolano, Varela y Keita.
Villarreal: Diego López; Javi Venta, Godín, Gonzalo, Capdevila; Fuster (Ibagaza, m. 66), Senna, Bruno, Pirès (Marco Rubén, m. 82); Nilmar y Llorente (Cani, m. 79). No utilizados: Oliva; Marcano, Ángel López y Escudero.
Gol: 1-0. M. 79. Nunes cabecea una falta lanzada por Julio Álvarez.
Árbitro: Paradas Romero. Amonestó a Gonzalo, Fuster, Borja Valero, Aduriz, Llorente, Ibagaza y Nunes.
12.043 espectadores en el Ono Estadi.
El partido se acabó decidiendo en una jugada a balón parado. El juego aéreo sigue siendo una de las asignaturas pendientes de la defensa amarilla y, a la vez, es un punto fuerte del equipo de Manzano. Con Julio Álvarez planeando la trayectoria de un libre indirecto, el técnico jienense hizo subir a los dos centrales para cazar el remate. Lo alcanzó, con un salto prodigioso, el portugués Nunes. Su cabezazo, colocado al palo largo, dejó corta la estirada de Diego López. Con eso tuvo bastante el Mallorca para desarmar a un Villarreal que apunta, pero no dispara, y que no parece creer suficientemente en sí mismo. En casa, en cambio, el Mallorca es todo confianza.
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