Un político en el balancín
Gaspar Zarrías (Madrid, 1955) está ahora en el extremo más alto del balancín de la política, pero hace tan sólo nueve meses estuvo en el más bajo. Fue cuando Manuel Chaves decidió de sopetón dejar la presidencia de la Junta de Andalucía en manos de su amigo José Antonio Griñán. El ahora número cuatro de la ejecutiva federal del PSOE apostó por Mar Moreno para el relevo porque mantenía que, aunque una apuesta más arriesgada a corto plazo por la falta de unanimidad interna, era más segura al largo porque representaba el cambio generacional pendiente. Y no sólo eso: tuvo una bronca monumental con Griñán durante una cena porque además quería que Francisco Vallejo, también jiennense como la anterior, debía seguir en la Consejería de Innovación. A los cuatro días, rectificó: llamó a Griñán y se puso a su disposición. Zarrías quedó para muchos en el PSOE como uno de los perdedores de la operación, "exiliado" en Madrid, como él mismo ha querido alimentar.
Se marchó con Chaves para hacerse cargo de la secretaría de Estado de Política Territorial después de 13 años como consejero de la Presidencia de la Junta. Y esta marcha abrió una gran incertidumbre en la agrupación de Jaén. De esos días, muy tensos para Zarrías, queda en las hemerotecas la siguiente frase: "El padre no se ha muerto, ni se va".
Así ha sido. A Gaspar Zarrías, militante del PSOE desde los 17 años, le rodea una leyenda de acertar siempre, por su fino olfato. "Es el personaje más interesante del PSOE andaluz porque se tiene la impresión de que allí a donde mira va a salir el sol", dice de él una persona muy influyente del mundo de la empresa. Otra que lo conoce bien asegura que su capacidad de atinar no se debe a un don milagroso, sino a que "es un artista que juega a varias barajas, no a una".
Cuando en plena crisis de liderazgo entre Chaves y Griñán, Zarrías fue el que de manera más clara apostó por celebrar cuanto antes el congreso regional para acabar con el problema de la bicefalia. Entonces, algunos dijeron que se quedó solo, otra vez tocando el suelo con los pies desde el columpio. El tiempo le ha dado la razón y el congreso de Griñán se va a adelantar, con lo cual se mece ahora en el punto más elevado.
Salvo cuando duerme, Zarrías dedica todo su tiempo a la política. Desde hace mucho tiempo sabe que en su oficio es mal negocio tener más enemigos que amigos, como demuestra que en el primer congreso en el que fue elegido secretario general del PSOE de Jaén, en enero de 1994, obtuvo el 78,7% de los votos y en el último, celebrado en 2008, sacó el 99,6%. Cuando su actual sustituto en la Consejería de la Presidencia se afilió al PSOE, Griñán le aconsejó: "Afíliate en Jaén que allí la inteligencia se valora". Hasta tal punto su vida está enfocada a su trabajo que cuando en una entrevista le preguntaron dónde sueña perderse contestó: "En mi casa, porque nunca estoy en ella".
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