"Me cuesta mucho perdonarme"
Aunque de diferente manera, Andrés Palop (L'Alcúdia, Valencia; 1973) ha vivido la mejor etapa del Valencia (cuatro títulos) y la mejor del Sevilla (cinco). Y contribuyó desde el banquillo a la Eurocopa de España en 2008. Total: 10 trofeos. Y le gustaría cumplir, como Zoff, los 40 bajo los palos.
Pregunta. ¿Siente uno cuándo está inspirado, como en la vuelta de los octavos de final de la Copa frente al Barça?
Respuesta. Unas veces hay vibraciones buenas y otras malas. A mí, cuando jugamos a las diez de la noche, se me hace el día muy largo. El hormigueo es síntoma de que estás concentrado. Pero el cuerpo se me cierra y me cuesta comerme la merienda.
P. Cuando empieza a pararlo todo, ¿es como si flotara?
"Cada año peso un kilo menos. Hace un tiempo estaba en 85 y ahora en 81"
"La retirada me da vértigo. Vi viajar a Javi Navarro como seguidor y me deprimió"
R. No; te va dando confianza y seguridad y piensas que lo que venga casi seguro que lo pararás. A veces me pregunto por qué no estoy siempre así. Pero no quiero noches gloriosas y grandes fracasos, sino el equilibrio. Disfruto poco de las victorias y sufro mucho con las derrotas. Ya lo decía Caparrós: "Tanto azúcar te marea". Quería que pasara y que llegara el próximo partido.
P. Porque el portero siempre está a un paso del ridículo.
R. Siempre protagonista, para lo bueno y lo malo. Hay que tener madurez para convivir con eso. Al portero también se le puede perdonar como al delantero.
P. ¿Le cuesta perdonarse?
R. Sí, mucho, pero creo que es bueno hablar de los errores para buscar el porqué y no repetirlos.
P. ¿Masoquista?
R. Sí, mi mujer siempre me lo dice. Yo suelo ser muy alegre con ella y con mis hijos, pero, cuando me sale algo mal en el campo, me retraigo y me aíslo.
P. ¿Cómo es el Barça desde la portería contraria?
R. Un equipo desesperante que viene constantemente hacia ti. La segunda parte se nos hizo eterna. Me sentí un poco inferior. Es un fútbol primoroso que hay que aplaudir.
P. ¿Qué le dijo Messi?
R. Nos felicitamos porque es muy humilde y respetuoso.
P. ¿Está lejos el Madrid?
R. Jugamos al principio de la Liga y ahora ya está mucho más asentado. Pero el nivel del Barça es mucho más alto.
P. ¿Cómo sobrevivió el Sevilla con tantas bajas?
R. Apelando a la casta y la voluntad de estar ahí. Lo hemos pasado muy mal. Ha habido hasta 23 en una plantilla de 25. La defensa con Konko, Escudé, Dragutinovic y Navarro jugó seis partidos seguidos sin descansar.
P. ¿Cómo madura Navas?
R. Está rodeado de gente muy humilde y a él lo que le gusta es jugar al fútbol y entrenarse, sentirse alegre y ganar, jugar con total liberación y el desparpajo andaluz. A veces le digo: "Jesús, tú nos puedes iluminar porque eres muy desequilibrante". Y él se siente importante, además de ilusionadísimo con el Mundial.
P. ¿Se lo llevará un grande?
R. No; él tiene una cláusula sentimental. No se mueve por dinero. Está muy arraigado a su pueblo, Los Palacios. No tiene ni piso en Sevilla. Cuando venimos de algún viaje a las cuatro de la mañana, coge el coche y se va a su casa. Sufrimos por él, pero él quiere que su madre le prepare la leche al día siguiente.
P. ¿Irá usted al Mundial?
R. Es muy difícil porque la lista está muy definida, pero no doy la batalla por perdida. Sería un orgullo repetir mi papel en la Eurocopa, pero en España podemos presumir de grandes porteros.
P. ¿Su preferido?
R. Reina. Es increíble cómo trabaja. Técnica y físicamente, es portentoso. Es para analizarlo. Me siento más cerca de él por su carácter y sus posibilidades.
P. ¿Es Casillas el mejor?
R. Sí; tiene una intuición innata única, una velocidad de reacción y unos reflejos muy por encima de los de Buffon.
P. ¿Cómo está tan ligero a los 36 años?
R. Cada año peso un kilo menos para no aumentar la grasa. Vivo el fútbol como si tuviera 18. Me entreno igual que cuando empecé en el Valencia. En los músculos se nota y hay que tener mucha cabeza, mucho descanso. Hasta que el cuerpo diga basta. El otro día, en Riazor, vi a Javi Navarro que viajaba como aficionado y me deprimió. No querría verme así. Me entra vértigo. Hace una semana me crujió una rodilla en un entrenamiento y me pasó de todo por la cabeza, como si me hubiesen pegado un tiro. Un miedo que después me hace disfrutar de cada minuto.
P. ¿Tiene pánico a retirarse?
R. Sí. Me desmayé, me puse blanco del susto. Ya me veía en muletas despidiéndome en medio del campo...
P. ¿Cómo es que pierde peso?
R. Hace un tiempo estaba en 85, ahora en 81 y el año que viene quiero llegar a 80. Hasta un máximo de 78 o 79 cuando tenga 40 años. El endocrino me dice que tengo un sistema inmunológico joven y que, si quiero durar cinco años más, debo perder peso.
P. ¿Y cómo tiene las muñecas?
R. Me rompí las dos de lo mismo, pero el doctor Xavier Mir me salvó la vida. Todos los años le llamo para agradecérselo.
P. ¿Ha cambiado su sentimiento respecto al Valencia?
R. No me fui con rencor, sino disgustado porque trabajé mucho en la sombra para tener una oportunidad. Es el equipo que siempre he querido. Ésta es mi quinta temporada en el Sevilla, soy capitán, estoy muy comprometido y aquí voy por la calle y es increíble cómo me quieren. Me siento uno de ellos. El Sevilla es como una novia con la que tengo unos sentimientos muy fuertes, pero tampoco quiero olvidar a los padres, que te han criado.
P. ¿Cómo ve al Valencia?
R. Se está pareciendo al Valencia con el que ganamos las dos Ligas y la Copa de la UEFA. Bueno defensivamente y con Silva, Villa y Mata, que hacen mucho daño. Será un partido primordial por la tercera plaza, un antes y un después, un espectáculo.
P. ¿Y cómo es Villa de frente?
R. Rompe el fuera de juego, es mortal en el uno contra uno y tira muy bien tanto desde dentro como desde fuera del área.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.