Carmona relata una pasión musical en una novela
José Carlos Carmona (Málaga, 1963) logró un gran éxito de público con Sabor a chocolate, su anterior novela. Vendió más de 100.000 ejemplares. Este doctor en Filosofía vuelve a la carga con otra novela con resonancias gustativas, Sabor a canela (Planeta). La música es la dueña de la novela. Cecile Goldberg, la protagonista, escuchó el sonido de un violonchelo a los tres años y desde entonces comprendió que su vida iba a marchar por una senda hecha de sonidos, tonos y matices. Esa posibilidad de felicidad de la niñez quedó también vinculada al té que preparaba su madre con una barrita de canela. Una costumbre que forma parte de la biografía de Carmona.
"Mi madre nos ponía siempre una barrita de canela en el té. Mi madre aportaba algo que unificaba el entorno de la familia. Aportaba amor. Quería que el té de sus hijos fuera especial", comenta Carmona, que es profesor de la Universidad de Sevilla y titulado superior en Dirección de Orquesta. Carmona es, además, director de la Orquesta y Coro de la Universidad de Sevilla y autor de 22 libros. Protagonizó la película El proyecto Manhattan (2006) y fue actor en la serie Arrayán, que emite Canal Sur.
Cantantes y pianistas
Sabor a canela está salpicada por la música. Cantantes, pianistas y directores de orquesta desfilan por una trama a la que también mancha la brutalidad humana. "La música es mi vida. He estudiado la carrera de director de orquesta, que son 17 años, y he trabajado siempre como músico. Mi madre era cantante de ópera. Amo la música", relata Carmona.
"Siempre que escribo tengo sensaciones musicales: el ritmo, las texturas, las melodías, el color... Intento crear sensaciones poéticas. Mantener todo eso es como mantener una tonalidad. Me hubiera gustado decirle a la gente: 'ésta es una novela en do menor', que es el tono de la Quinta sinfonía de Beethoven. Es un tono como más triste. Se utiliza para obras grandiosas pero, a la vez, con una tonalidad un poco más triste", evoca el autor.
Carmona arremete en la novela contra el machismo de algunos sectores de la música. "En el caso de Cecile muestro las dificultades que se les plantean a las mujeres para ser directoras titulares de orquesta en Europa o EE UU. Son escasísimas las mujeres que son directoras titulares de orquesta. Me sorprende que en las altas capas culturales haya un machismo soterrado. Puedo entender que haya machismo en capas sociales ignorantes, pero que exista en las altas capas es sorprendente", concluye.
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